Querida Diana, esta madrugada desperté soñándote. Comprendí que viniste a sacudirme, el 28 de Junio es el día mundial del orgullo #LGBTIQ+, y en verdad no lo recordaba. El sueño fue tan tierno que me desgarró el alma, y lloré tu ausencia, sintiendo que la opresión y la tribulación de la noche ocupaban el mundo. Tu asesinato trajo rabia y dolor, pero también mucha vergüenza. La vergüenza de no haber hecho nada para evitar tu muerte, ni la muerte constante de centenares de cuerpas disidentes que son atrapadas por el odio patriarcal y torturadas hasta morir.

Estruendo de alaridos y cenizas, esparcidos en los rincones ocultos de la geografía olvidada, en donde mueren aquelles seres, sin que se les llore lo suficiente, sin que se grite sus nombres lo suficiente, sin justicia, disciplinades todes, por una pedagogía que maquilla a moretones lo que no quiere aceptar, golpea, castiga y mata, porque les teme.
Diana, recuerdo el día en que nos conocimos, fue en un evento en La Plata, nos miramos y nos reconocimos, ambas portadoras de rostro indígena, te percibí una hermana de esta Indoamérica cobriza. A partir de allí cada encuentro nos alegraba y fortalecía, nuestras reuniones apresuradas en el mismo café en la calle corrientes al que te citaba, tu imprescindible lucidez me ayudaba a elaborar estrategias. Mis hijas correteaban a nuestro alrededor y yo me disculpaba, vos le sonreías, y me relajaba tu actitud maternal. Luego vino la organización de la 1er Marcha de Mujeres Originarias, y sumergidas en la soledad de una sociedad racista que también niega la existencia indígena, vos me apoyaste, comprendiste la necesidad de organizarnos.

Querida Diana, me avergüenza confesarte que poco o nada hemos avanzado para eliminar de las comunidades indígenas, la lesbofobia, homofobia, transfobia, y todos los miedos que encarnan las prácticas de odio contra los seres no hegemónicos. Nuestras niñeces disidentes sufren aún mal trato, abuso, violaciones, a veces son expulsadas de sus comunidades, y llegan a las ciudades blancas a intensificar su sufrimiento, porque a la ya larga lista de desprecio, se le suma la de ser racializadas. Recorriendo los territorios he visto tantas injusticias, he visto tu niñez en ellas, esa niñez asustada, desconfiada y triste. Niñez que solo sueñan con ser lo que no les está permitido, niñez que diariamente reciben más palizas que almuerzos, más burlas que halagos, adultos transmitiéndole a sus hijes la crueldad de la intolerancia. Incómodes con la "e" inclusiva, escrita con la sangre de tantas trabas muertas, de tantos gays asesinados, de tantas lesbianas perseguidas, torturadas y muchas veces también asesinadas, y esta significativa "e" viene a recordar que les otres están reclamando desde sus tumbas: ¡justicia!

Sí, es cierto, se camina con lentitud; sin embargo, he visto también en esa niñez la fuerza de la mapu habitándole el cuerpo; vuelven las fuerzas ancestrales, multigéneros y espíritus diversos, se asientan en sus piwke para ofrendar medicina, o cantos antiguos, o retazos de memoria que reciben en los sueños. Explicamos al mundo que para defender la tierra, no es suficiente solo lo defensa los ecosistemas tangibles, también hay que defender los ecosistemas perceptibles o espirituales, y es allí cuando muches se sorprenden, al escuchar nuestra afirmación, que dentro de esos ecosistemas espirituales está la diversidad de género, que es la mapu la que está dando coraje para asumir estas otras identidades que interpelan al patriarcado y, por lo tanto, a la colonización.

Habrá que descolonizar, despatriarcalizar desde las fuerzas ensambladas para la vida. Sin las Mujeres, Sin las Disidencias, Sin la Diversidad, no hay oportunidad para sostener la vida de la Tierra. Mientras te escribo, pienso en Tehuel que sigue desaparecido. Querida Diana quiero que camines junto a nosotras, cada desafío, cada reclamo, cada sueño tejido, hasta lograr que el buen vivir sea un derecho para todes, y la diversidad que somos sea nuestra fortaleza para vencer al terricidio.

Te prometo, Diana, buscarte en cada Relmü, arriba en la wenu mapu, y seguro veré en el arco iris tu bella sonrisa, que continúa alumbrando el sendero de la justicia; fuiste la trava que intentó destrabarlo todo y lo estás logrando. A pesar de que te arrancaron la vida, tus esfuerzos sembrados están dando sus frutos.

Honro tu memoria. Saludo feliz al movimiento #LGBTIQ+ que camina decidide a arrebatar sus sueños de igualdad y libertad para todes.

Moira Millán, weichafe mapuche (*).

27 de junio 2021, Lof Pillañ Mawiza, Corcovado, Chubut.

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