Intervención del Secretario General en la inauguración del X Congreso Nacional Extraordinario de la CTA de los Trabajadores y las Trabajadoras de la Argentina.

"Creo que estas modificaciones al Estatuto de nuestra Central tienen que ver con un horizonte de época en el que actualmente estamos. Un horizonte de época que configura el papel político de nuestra Central en una zona en la que esa idea de un sindicalismo absolutamente independiente, alejado de la disputa política ha ido diluyéndose a partir de los avances del campo popular.

Recuerdo la constitución de la Confederación Sindical de las Américas y los debates en torno a la definición de un concepto que los compañeros pusieron en discusión, novedoso, que era el sindicalismo sociopolítico y creo que la CTA, en su propia práctica, fue definiendo eso, planteando o mejor dicho, redimensionando el valor de un principio de clase fundamental, que es el de la autonomía de clase, dándole un nuevo alcance a eso que es una cuestión, de alguna manera, uno de los pilares en los que nosotros construímos nuestra práctica y ese concepto, nosotros lo planteamos claramente como una autonomía de clase, que tenía que ver con la clase dominante, la autonomía respecto de las políticas de la clase dominante.

Agustín Tosco acuñó una frase, porque la repitió en muchas intervenciones de él, y planteaba que la clase obrera no había nacido para ser furgón de cola de la derecha, de los grupos dominantes, diríamos nosotros ahora, y en esa definición aceptamos una práctica, que en algún momento nos llevó a una crisis interna muy fuerte en la CTA, que fue la crisis que terminó en una fractura, cuando en pleno conflicto del año 2008, con el sector agrario, en plena embestida contra el gobierno de Cristina Kirchner, cuando en ese momento en otros lugares de América Latina había empezado a activarse un poderoso engranaje donde jueces, sectores del poder concentrado monopólico, la embajada yankee, iniciaban un proceso de desestabilización, tendiente a remover las bases de esa alianza que constituían los movimientos populares, con gobiernos progresistas, tendiente a quebrar eso, con una acción concertada, como le denominan al quinto poder, es decir, la prensa hegemónica también jugó un papel muy importante. Ese debate produjo al interior nuestro una tensión, que llegó al punto de llevar la CTA a la fractura.

Hoy, años de todo eso, el balance que hacemos es que pudimos situar a nuestra CTA en el punto neurálgico donde las tensiones de clases se expresan a partir de un protagonismo del movimiento sindical que no reconoce la versión amarillista de un sindicalismo independiente de los patrones y del gobierno que es una vieja posición perimida.

Creemos que el movimiento sindical no puede ser ajeno ni tomar distancia de la disputa entre la clase dominante y los gobiernos populares y lo dijimos con todas las letras. Si nosotros hubiésemos sido CTA en Venezuela, hubiésemos estado con el Comandante Chávez; si hubiésemos sido CTA en Cuba, hubiésemos estado con Fidel Castro; si hubiésemos sido CTA en Bolivia, con Evo Morales y siendo CTA en la Argentina, bancamos al kirchnerismo porque fue la expresión de la lucha del movimiento popular y del Peronismo del Siglo XXI.

Y eso es lo que expresa nuestra Central, y eso es lo que explica aquello que en un momento que era difícil, porque ustedes recuerdan de qué manera la prensa hegemónica castigó nuestra decisión. De qué manera fuimos puestos en la picota. Pero hubo una frase que permitió entender esa época en la que estábamos discutiendo, que fue “la autonomía de clase no puede ser sinónimo de neutralidad”. No es lo mismo que gobierne Mauricio Macri a que gobierne el Frente de Todos.

En esa decisión fuimos construyendo el lugar que hizo que esta Central se convirtiera en protagonista de los tiempos políticos y las luchas populares. Después lo vamos a ver en un video donde reseñamos nuestra historia, pero tenemos que ser conscientes de que nosotros no nacimos para ocupar sillones en despachos climatizados. Nosotros nacimos para estar en la calle, en las luchas de nuestro pueblo. Para ser parte de los momentos buenos, en los momentos en que avanzamos, que logramos victorias y también de los momentos de derrota. Porque nosotros no vendemos espejitos de colores, no somos los sindicalistas que se maquillan para salir a escena y siempre salen para dar buenas noticias y siempre triunfan en las luchas y siempre están en el avance.

No, hemos tenido avances y retrocesos, como los tiene nuestro pueblo, como los tiene la historia del movimiento popular, que no es que es una línea recta, ascendente, de acá hasta el final de los tiempos. Ganamos y perdemos y nos volvemos a levantar, como decía Linera. Porque eso sí es la constante. La constante no es el avance, no es el triunfo, la constante es la voluntad inquebrantable de defender los intereses de nuestra clase. Es la voluntad inquebrantable de ponernos de pie cuantas veces sea necesario. Y la decisión irrenunciable de no soltarle la mano a ninguno de nuestrxs compañerxs. Porque no vamos a hacer como muchos oportunistas que cuando Milagro Sala fue presa, miraban para otro lado. Ni sacamos la cuenta de qué temperatura hacía ese día, ni cuánto íbamos a estar cortando el Puente Pueyrredón. Salimos a la calle sin pensar en nada. Y ahí estuvimos. Y esa es la decisión que nos enorgullece. No negar a ningún compañero ni compañera, no hacer cálculos políticos, no ser justicialista cuando pensamos que el calor es bueno y nos ponemos cerca de la estufa. Nosotros decidimos cuándo nos comprometemos con un gobierno. Y eso es muy claro, lo hacemos con un gobierno que levanta las banderas del campo popular, y si no vamos a estar en contra y no vamos a tener ninguna vergüenza, ningún decoro para decirlo. Toda vez que gobierne la derecha en este país, la CTA va a estar en la vereda de enfrente. Sin ninguna duda".

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