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¡Hasta La Victoria Siempre, compañero Alexis Banylis!
A modo de homenaje al entrañable compañero militante de H.I.J.O.S. y de la CTA, Alexis Banylis, compartimos una entrevista que realizamos el 14 de octubre de 2015 donde relató la historia de vida de su padre, Carlos Alberto Banylis, delegado sindical del gremio del transporte UTA, asesinado por la Triple A en su hogar, donde se encontraban sus hijitxs y su compañera de vida, el 10 de junio de 1975.
Carlos Alberto Banylis vivía en el barrio de Ituzaingó, provincia de Buenos Aires, era chofer de la línea 163 de colectivos, delegado de la UTA y militante comunista. La noche del 10 de junio de 1975, cerca de 20 hombres armados fueron a buscarlo a su casa. Sus hijxs de 2, 3 y 4 años dormían y su compañera acababa de llegar de su cursada en la escuela nocturna. Lo asesinaron frente a una pila de ladrillos con que construía su hogar, delante de su familia, con 60 balazos.
El recuerdo de Alexis, que en ese momento tenía 3 años y fue, hasta poco antes de su reciente partida física, un incansable luchador por los derechos humanos, por lxs 30000 detenidxs desaparecidxs, por Memoria, Verdad y Justicia.
“Él trabajaba para una empresa de transportes de Capital, que eran una suerte de trolebuses. Estaban dentro de UTA, pero no era la línea de colectivos, sino unos trolebuses de origen inglés, que eran todo un gremio en aquellos tiempos.
Fue asesinado en junio del 75 a eso de las 11:00 de la noche. Hacía tiempo que era amenazado por teléfono. Nosotrxs éramos de Ituzaingó y el teléfono que había en casa era el único que había por las manzanas de por allí. Era muy difícil conseguir teléfono. Durante un año o dos fue amenazado. Hasta que ese día, un 10 de junio a las 11:00 más o menos tocaron la puerta de casa, estábamos nosotrxs tres, mis dos hermanxs y yo, estaba mi mamá que había llegado de estudiar de la escuela nocturna que la hacía en Ramos. Recién había llegado. Nosotrxs ya estábamos acostadxs, creo que mi papá también. Tocan la puerta, alguien que presuntamente conocía a mi papá, por las declaraciones posteriores, al que le abrió no con confianza, pero le abrió. Eran como 20 hombres armados, en varios autos. Mi papá intentó resistir de alguna manera. Tenía un machete. Y los tipos lo miraron y le dijeron ‘mirá, Carlitos, vos sabés de qué va esto’. Y supongo que mi viejo, por el tema de que estábamos nosotrxs, que éramos chiquitxs, mi hermana Valentina tenía 4, yo tenía 3 y mi hermano Leo 2, lo pusieron contra una pila de ladrillos, en el barrio de Ituzaingó, que en aquellos tiempos la clase trabajadora, tanto familia de inmigrantes como éramos nosotrxs, de origen lituano, y santiagueños, paraguayos, chilenos tenían su terrenito de 10x30 y durante el fin de semana iban subiendo hilera por hilera en la casa, gente joven, ¿no? Y bueno, ese era el estado de mi casa, estaba en obra. Y lo fusilaron frente a una pila de ladrillos en ropa interior, cosa que siempre me dio mucha bronca. Lo hubieran dejado ponerse los pantalones, era invierno. Pero bueno, así son de miserables”.
Su militancia
“Mi viejo arrancó muy jovencito, junto a su primo, los dos de origen lituano. El primo de mi papá era de Remedios de Escalada. También trabajaba en el transporte, en ferrocarriles, y mi viejo, que tendría un poquito menos que él, vivía en Capital, y se inmiscuyó, por decirlo así, en la política, en los años de la laica o la libre. Mi viejo estudiaba mucho, era muy estudioso y se hizo comunista. Se afilió al partido, ya viviendo en Ituzaingó, después de unas peripecias familiares de mi abuelo, que era un inmigrante que se hizo mecánico, no sabía ni leer ni escribir, de ahí viene que mis viejxs y mis tíxs y mi familia pertenezcan al transporte. Entonces, ya para esos años empieza su militancia secundaria en el Esteban Echeverría de Ramos, donde conoció a mi mamá (Nora) y tienen ese romance que yo denomino un poco ‘beatle’, porque a mi papá le gustaba mucho tocar la guitarra, pero al mismo tiempo le gustaba la música clásica, los Beatles, el folklore; eran pelilargxs y de pantalones anchos, por lo menos es lo que yo recuerdo. Y eran jóvenes. A mi papá, cuando lo matan tenía 30, y mi mamá 29. Mi papá estudiaba Ingeniería. Mi viejo era chofer de colectivo, estudiante, tenía en su casa un pequeño emprendimiento de zuecos de mujer, de zapatos para mujer. Hacían muchas cosas, amén de las asambleas, las del sindicato y las del partido. Y mi casa era siempre un mundo de gente".
¿Te quedaron fotografías familiares y recuerdos de él?
-Nos quedaron muy pocas fotografías familiares y recuerdos de él. Después de su asesinato, en marzo viene el golpe de Estado y por alguna circunstancia que todavía no pudimos lograr averiguar se ensañaron mucho con mi mamá. Para nosotrxs los primeros años del golpe fueron muy duros, nos escondimos en Salta, con compañerxs del partido y compañeros chilenos, compañerxs de Montoneros y otras organizaciones que empezaban a salir y tuvimos en Salta dos allanamientos del Ejército. Por suerte nunca estuvimos, pero cada vez que venía el Ejército se llevaba todo, el colchón, la ropa, las fotos, discos. Al final de toda la dictadura a nosotrxs no nos quedó nada. Una foto carnet solo nos quedó.
Era una práctica habitual. Ellos entraban y se llevaban cosas. Quizá buscaban una agenda, un nombre, una dirección, pero yo creo que no, era un botín de guerra y luego se lo repartían. Teníamos un winco muy bonito, de color naranja, que me gustaba, y se lo robaron. Me dio mucha bronca, ¿qué podían conseguir de un winco? Era lindo, sí.
-¿En qué instancia judicial está la causa por el asesinato de tu papá?
-Estamos en la causa ‘Triple A’ que es la más antigua que tenemos en Argentina. Se inició con los primeros asesinatos, incluso el de Atilio López que era de Transportes en Córdoba (titular de la UTA), la represión fuerte al movimiento obrero organizado contra el movimiento obrero de derecha o clasista. En aquel momento se judicializaba porque eran asesinatos. En la partida de defunción ponían otra cosa, pero de todas maneras se judicializaba. Luego, con el tiempo, ya entrada la Democracia, se convirtió en la causa ‘Triple A’. Pero ya había sido procesado anteriormente López Rega, entonces la causa se llamaba ‘López Rega y otros’. Estaba caratulada como asociación ilícita. La justicia nunca la tomó como parte del aparato represivo del Estado. Eso vino un poco después. Entonces, nosotrxs continuamos en esa causa desde aquellos tiempos. En este último tiempo, harán tres o cuatro años, empezó a recuperarse la causa con alguna serie de detenidos, por ejemplo, (el ex subcomisario Rodolfo) Almirón (pilar de la custodia de López Rega) en España, que era uno de los miembros más importantes de la Triple A, detenido en España porque la Triple A también tiene ramificaciones internacionales, conectada con la P2 (Propaganda Due) y con la represión de la derecha europea y latinoamericana contra todos los movimientos de liberación, tanto de América Latina como de Europa. En el caso de Grecia, Italia, Alemania, Francia. Y bueno, por suerte hay constancia en todo esto porque existe una investigación de la Cámara de Diputados y Senadores italiana, del año 83, donde es secuestrada una serie de documentación de Licio Gelly, que era el jefe de la P2, en donde constan nombres de argentinos, por ejemplo, (Emilio Eduardo) Massera, (Raúl Alberto) Lastiri, que ya estaban organizando lo que posteriormente sería el golpe.
En el 2016, el juez Norberto Oyarbide dictaminó que el asesinato de Carlos Banylis fue un delito de lesa humanidad y que toda su familia fue víctima de una privación ilegal de la libertad. Fue central el aporte de los archivos del Ministerio de Seguridad, detalla en un artículo en Página/12 -“Un acto de justicia”, del 7 de febrero de 2016- la periodista Irina Hauser. Uno de los genocidas -coautor de las privaciones ilegales de la libertad cometidas contra la familia Banylis y partícipe necesario del homicidio de Carlos Banylis-, fue Juan Carlos Salvador Yovino. Era policía federal asignado en “comisión” al Ministerio de Bienestar Social de José López Rega, base de la banda parapolicial.
El pasado 10 de junio, al cumplirse 45 años del asesinato de Carlos Banylis, la agrupación H.I.J.O.S. (Hijas e Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio) Regional Gran Morón, Ituzaingó y Hurlingham realizó un homenaje solidario. En el marco de la pandemia, se recaudaron donaciones que fueron entregadas a ollas populares del distrito.
¡Hasta la Victoria Siempre, camarada Alexis Banylis!
(Imagen 4: Gentileza H.I.J.O.S. Capital).