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A unx maestrx nunca se le pega

, por Mariel Bleger (*)

Ayer me llegó un vídeo de una compamiga. Se veían los guardapolvos corriendo en la ruta.

Se escuchaban las voces pidiéndole a los encapuchados que paren. Se organizaban rápido como sabe hacer quien resuelve cientos de imponderables antes del recreo de las 10.

Subieron a los autos apretados como cuando viajan en el bondi para llegar antes que les niñes para prender las estufas.

Se abrazaron por el miedo frente a esa patota, como cuando contienen a les niñes por alguna discusión que traen de sus casas y los ha dejado entristecides.

Después de escapar de esa paliza revisaron que estén todos y que no haya faltado ninguno, como cuando toman lista y llaman a las casas porque otra vez hay uno que anda faltando mucho.

Todos los días desde hace demasiados meses hay maestrxs organizando la rabia y el hambre para no negociar ni por un momento su dignidad.

A un maestrx nunca nunca se le debe pegar. A un maestrx se le agradece, se le cuida, se le abraza.

La digna rabia se viste de blanco.

De blanco guardapolvo.

(*) Maestra, Becaria Conicet, ATE Verde y Blanca, Bariloche.

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