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José Julián Solanille testigo de la megacausa de La Perla
Recordamos a dos años de su fallecimiento al testigo de la Megacausa La Perla, José Julián Solanille.
El Militante de Derechos Humanos, docente universitario y arquitecto, Jesús Tejerina, escribió:
QEPD, uno de los tantos héroes desconocidos de la mayor barbarie gestada en la Argentina...
A José Julián Solanille la historia lo colocó en un lugar incomodo: fue el vecino infiel del Campo de Concentración La Perla.
El humilde campesino que ni por asomo Menéndez y los torturadores de La Perla imaginaron que algún día se iba a sentar en un tribunal para contar y develar lo que sus ojos habían visto.
Recién me informan que Solanille ha muerto y no tenemos otras palabras más que agradecerle infinitamente a este humilde y decente campesino que con nada más que su verdad pudo desafiar a la impunidad, el silencio, el miedo y el todopoderoso Tercer Cuerpo de Ejército. Para muchos de nosotros, un héroe.
“A principios de 1976 yo vivía ahí con mi mujer y mis seis hijos ahí cerquita de la cárcel de La Perla. Desde el 24 de marzo lo que ya venía viendo empeoró: se llenó de gente la cárcel y empezaron los gritos todas las noches. Desgarradores gritos todas las noches, señor juez. Mi mujer tenía miedo, se quería ir de ahí. Pero yo no sabía dónde ir, dónde si ahí tenía trabajo. Ahí es cuando empecé a ver lo que estos atorrantes, sinvergüenzas, hijos de mala madre estaban haciendo”...
“Estaba con otro compañero en la Loma del Torito. Habíamos visto la fosa cavada. Unos cuatro metros por cuatro. Tenían a toda la gente en dos filas. No sé, eran muchas personas. Como cien. Algunos vestidos, otros totalmente desnudos. Estaba Menéndez. El había llegado en un (Ford) Falcon blanco. Yo lo había visto. Sabía que se venía algo grande. Y ahí estaba, con su fusil. No lo vi disparar. Pero él dio la orden. La gente estaba encapuchada o vendada o tenían unos anteojos... Los que no tenían nada, los que podían ver, gritaban. Unos hasta corrieron. Pero los mataron por la espalda. Ahí nos rajamos con mi amigo. Estábamos cagados de miedo. Nos habíamos arrastrado hasta arriba de la loma, pero bajamos corriendo. Después se ve que los quemaron. Tiraron explosivos. El humo con ese olor espantoso se vino para mi casa. Era insoportable. Mi mujer y mis hijos se quejaban. Era horrible”...
“Quiero decir que donde todos murieron, yo resucité. El año pasado, el 24 de marzo, cuando fui a La Perla, me infarté. Y si no fuera por los chicos de HIJOS, no estaría acá. Ellos me salvaron y no me morí por diez minutos, me dijo el médico. Emiliano Fessia (encargado de ese espacio de la Memoria) y los chicos me salvaron. Tanta gente que murió ahí y ahí yo resucité”.
Testimonio de José Solanille, arriero, vecino del Centro Clandestino de Detención y Exterminio La Perla y testigo en la megacausa.