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POR MATÍAS ZALDUENDO*

El Manual del mundo del trabajo en la era Macri

, por Matías Zalduendo*

En la semana en la que el titular del Pami -Carlos Regazzoni- se manifestaba a favor de subir la edad jubilatoria, el Estado nacional le giraba 3.6 millones de pesos a Mc Donalds para crear los primeros puestos de trabajo en el marco del convenio firmado hace unos meses.
 

El acuerdo entre el Ministerio de Trabajo y la empresa Mc Donalds se enmarca en el programa “Acciones de Entrenamiento para el Trabajo en Empresas” que creará 5000 puestos de trabajo destinados a jóvenes que busquen su primer empleo.

Este programa, que se disfraza bajo el eufemístico título “Entrenamiento en el trabajo”, implica básicamente dos cosas: que los jóvenes ganen un salario por debajo del mínimo vital y móvil y que el Estado realice una transferencia de recursos a empresas de altísima rentabilidad. Así, mientras comienzan a instalar la extensión de la edad jubilatoria, materiaizan los primeros empleos precarios para los jóvenes financiados por el Estado que debería velar por sus derechos: el modelo de trabajo de Macri en su máxima expresión. Hace poco días, el presidente se equivocaba agradeciendo al Congreso la sanción de la Ley de Primer empleo, que todavía no fue aprobada ni discutida por el Parlamento, que entre otros puntos busca la reducción de las contribuciones patronales y que el Estado asuma un rol de subsidio a las empresas presentándolos como un subsidio al trabajador. 

El día domingo, en su entrevista con Joaquín Morales Solá en el diario La Nación, el Presidente planteaba que una de las necesidades para el aumento de la inversiones era “... una justicia laboral más equitativa, no tan volcada a encontrarle siempre la razón a una parte”. ¿Qué significa una justicia laboral más equitativa para Mauricio Macri? ¿Qué implica encontrarle siempre la razón a una parte? Estas palabras parecen tomadas del Mundo del revés, ya que nos encontramos en una conyutura económica y política donde lo que abunda son el sistemático aumento de los despidos a los trabajadores del sector público y privado, la pérdida de poder adquisitivo y el aumento de la precarización laboral. Las palabras del Presidente esconden el planteo de fondo ante la necesidad de la transformación de una legislación laboral que esté inclinada más a satisfacer las demandas de los empresarios que a beneficiar a los trabajadores.

El 26 de Julio de este año el diario La Nación escribió un editorial titulado “Un cambio indispensable en las relaciones laborales” donde deja en claro la necesidad de modificar la legislación laboral teniendo en cuenta a los trabajadores pero alentando la inversión y la productividad. ¿Que implicaría para el diario fundado por Bartolomé Mitre alentar la inversión y la productividad? Realizar una reforma laboral estructural que lleve a la Argentina al primer mundo, un lugar que nunca debió abandonar ¿En qué consiste esta reforma laboral? Establecer menores cargas fiscales y nuevas formas de contratación menos costosas: “La forma de incentivar y facilitar la demanda de trabajo es flexibilizar y facilitar la contratación y que a la vez se brinden garantías para que no se produzcan contingencias imprevisibles y desproporcionadas”.

Limitar la intervención del Ministerio de Trabajo en las negociaciones salariales y establecer paritarias por empresas: “Un aspecto sustancial de una reforma laboral es que la negociación de salarios y condiciones de trabajo tenga en consideración la productividad y los límites y posibilidades de cada empresa”, un planteo que el gobierno había adelantado en la última reunión del Consejo del Salario, lo que implicaría una modificación central a la forma en la que los trabajadores nos organizamos sindicalmente y participamos de la organización de nuestro trabajo a través de los Convenios Colectivos y Paritarias por sector y rama de servicios. Modificar el esquema de indemnizaciones por despido para que sea cofinanciado entre empresas y trabajadores donde los trabajadores aporten a un fondo para su propia indemnización: “La indemnización por despido debería sustituirse por un sistema contributivo que ampare al trabajador frente al desempleo”. Lejos de ser una reforma laboral pensada en avances para los trabajadores del siglo XXI, el cambio para el diario matutino es la eliminación de la mayoría de las conquistas que, peronismo mediante, los trabajadores logramos en materia laboral, de seguridad social y previsional. El modelo -más que el de los países modernos europeos, como podría ser el caso de Alemania o Suecia- parece el de las reformas neoliberales implementadas en Chile durante las décadas de los ’80.

Para no dejar de sorprendernos, el miércoles 27 de julio, la nota titulada “Un golpe a la libertad y a la igualdad ante la ley” cuestiona la norma que prohíbe a grandes cadenas comerciales de Rosario abrir los domingos. “Este nuevo avance del intervencionismo y el regulacionismo estatal expone una alta dosis de ideología retrógrada sobre la libertad del trabajo”. Para el diario fundado en 1870, el libre mercado está por encima de los derechos de los trabajadores a un descanso el día domingo. El 31 de agosto de 1905 se sancionaba la Ley 4.461 sobre el Descanso Dominical. El diario “El Industrial” planteaba lo siguiente sobre esta ley:

“Roba 73 días de trabajo cada año a los industriales” “¿Quién le ha dicho a la Municipalidad que puede imponer sus creencias a un pueblo libre como el nuestro, y quién le ha dicho que puede disponer del trabajo de los que viven modestamente de él?” “Desde hoy la libertad de trabajo es un mito”.

El manual del mundo del trabajo de la era Macri viene con despidos, inestabilidad laboral, pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores, caída del consumo, creación de puestos de trabajo precarios con salarios por debajo del salario mínimo, vital y móvil; expresiones de funcionarios buscando subir la edad jubilatoria o el Presidente buscando una (in)justicia laboral que incline la balanza a favor de los empresarios y editoriales de diarios que buscan una reforma laboral que destruya las conquistas de los trabajadores. El manual de trabajo es una vieja receta conocida en la Argentina: reducir costos laborales, salarios a la baja, aumentar el desempleo y pulverizar los derechos de los trabajadores, especialmente su capacidad de organización sindical y de incidencia en el mundo del trabajo.

En el asado de los patrones pretenden que los trabajadores seamos el carbón y la madera. Por eso es indispensable que en una etapa en la que el sector más retrógrado de la clase empresarias ha logrado un triunfo político y electoral inédito en nuestra historia, los trabajadores organizados, a través de nuestros Sindicatos, sepamos construir una unidad muy sólida para defender los derechos de todos nuestros compañeros. Como supo decir bien el General Perón: “Sólo el pueblo salvara al pueblo” y hoy esa tarea necesita un rol protagónico del Movimiento Obrero Organizado.

(*) Secretario Nacional de Juventud de la CTA 

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