Compañeras, compañeros:

Un abrazo a todos ustedes de parte de todo la conducción nacional de la CTA.
A los compañeros de provincia de Buenos Aires, al compañero Baradel. Porque si algo contribuyó a que este año en las paritarias pudiéramos estar discutiendo los porcentajes salariales con absoluta libertad, no solamente en el gremio docente, sino en el conjunto de los gremios del país, fue la lucha y la consecuencia del gremio docente a nivel nacional y a nivel provincial. Eso hay que rescatarlo.

Especial reconocimiento al compañero intendente de Avellaneda, al compañero Jorge Ferraresi, porque ha hecho un esfuerzo, para que a este acto pudiéramos concretarlo.

No quiero dejar de mencionar al último sindicato que acaba de integrarse a nuestra Central: los compañeros Municipales de Avellaneda votaron por unanimidad, en la asamblea, el ingreso a la CTA y el compañero Daniel Aversa es un orgullo para esta Central que formen parte de la construcción.

Estuvimos ayer en un acto que para mí fue muy importante por lo que significa en este momento. Conmemoramos el 1º de Mayo en la provincia de Santa Fe en un acto donde estuvo la conducción de la CGT con su secretario general y la conducción de la CTA de esa provincia con su secretario general.

Cuando hablan de que el movimiento obrero está fraccionado, lo que está fraccionado, los que están fraccionados son las cúpulas del movimiento obrero. El movimiento obrero sabe que hay que defender este proyecto. Y por eso la unidad está a la vuelta de la esquina. La unidad la vamos a construir desde abajo; no con acuerdos de cúpulas, ni queriendo pegar con saliva lo que no se puede pegar.

Quiero expresar el orgullo de que esta Central reciba hoy el mensaje -nada más ni nada menos- del compañero presidente de Bolivia, Evo Morales Ayma. Porque no hay posibilidad de seguir avanzando en este proyecto de liberación de América Latina, que empezó a tener su fecha simbólica el 5 de noviembre del 2005, cuando en Mar del Plata, liderado por Néstor Kirchner, por el compañero comandante Chávez, de Venezuela, por el que era presidente de Brasil, Lula. Ese día que le dijimos No al Alca, ese día empezamos a construir el desafío de la unidad de los pueblos de América Latina en búsqueda de su liberación. Y que Evo Morales, hoy, se comprometa a estar acá un día antes de la final del Mundial de fútbol para hacer un acto, que va a ser un acto de la clase trabajadora para defender dos reivindicaciones, que tienen que ver con la unidad de América Latina. Porque decir Malvinas para Argentina, es decir “Fuera el imperialismo de las aguas de los mares del sur”. Basta de presencia militar. La presencia militar en los mares del sur es una amenaza, ya no para la Argentina: es una amenaza para los pueblos de América Latina, y es reivindicar la salida al mar para los compañeros de Bolivia.

Que hay que decirlo, la CUT, la Central Única de Trabajadores de Chile, hace apenas un mes, en ocasión de la visita de Evo Morales a Chile, marchó por las calles de Santiago de Chile, con la consigna “Mar para Bolivia”. Hay que decirlo. Porque contra el chauvinismo de las clases dominantes hay que contraponer el compromiso de clase de los trabajadores que sabemos que el enemigo es el imperialismo y son las clases dominantes de nuestros países que, siempre, históricamente, han sido aliadas del liberalismo, del colonialismo y del imperialismo.

Nosotros sabemos que en este momento, la conmemoración del 1º de Mayo, la hacemos en un marco de tensión, en un momento, en un contexto, en el que grupos empresarios poderosos, los que se reunieron en la Sociedad Rural, han levantado un programa que pretenden imponer a los partidos políticos que actúan como voceros de sus intereses.
Un programa político que constituye nada más ni nada menos que la reivindicación lisa y llana de la dictadura económica que vivimos a partir de los 90. Un programa económico que lo firman los mismos que entonces le pagaban las balas a la Triple A. Un programa económico que lo firman los mismos que fueron parte del golpe genocida. Que tienen manchadas las manos de sangre, y que pretenden otra vez que el hambre y la exclusión, la pérdida de derechos, sea lo que regimente a los gobiernos de la Argentina.

Por eso, nosotros queremos festejar este 1º de Mayo, pero lo queremos hacer con los ojos abiertos, mirando hacia atrás; por eso el homenaje a Santillán, por eso el homenaje a los compañeros de Astarsa, porque ese enemigo de clase que hoy paga filósofos para que le redacten documentos hace 30 años pagaba mercenarios para asesinar compañeros obreros.

Y son los mismos con otros métodos, son los mismos intereses: son los enemigos de la Nación.

Por ese motivo, la presencia de los jóvenes significa la expresión más hermosa, más elocuente, más que lo que pudiera decir un manual, un discurso, una consigna, de que toda la lucha nuestra no fue en vano; de que toda la lucha nuestra tiene el hermoso futuro de esta sangre joven, de estos pibes, que no tuvieron lugar para estar en la mesa, y que hoy están en las gradas. O que hoy están ahí parados, tocando el bombo, porque saben que esta lucha tiene un protagonista colectivo, que es la clase trabajadora, y cuando es la clase trabajadora, no somos jóvenes ni viejos, todos somos portadores de una historia que es la que tenemos que levantar para que tengamos futuro.

Hay que tener memoria porque solamente desde la memoria podemos definir nuestro futuro. Y yo creo que nuestro futuro tiene que ver con defender el proyecto nacional, popular y democrático que Néstor Kirchner puso en movimiento en el 2003 y que Cristina Kirchner continuó.

Que no vengan a querer inventar que tenemos que pedir perdón, que tenemos que hacer autocrítica, que tenemos que explicar, por qué durante décadas, por qué durante 10 años, se hizo lo que se hizo en este país. Nosotros nos podemos autocriticar, en todo caso, los errores, pero no vamos a aceptar que la crítica de la derecha, que es por los aciertos, por los logros, sea lo que marque el futuro y el presente de nuestros debates políticos.

Hay que reafirmar lo que se construyó para poder pelear por lo que falta.
La Asignación Universal por Hijo tiene que convertirse en un instrumento que en un futuro deje de tener sentido. Porque lo que queremos es que todos y todas las argentinas y argentinos de este país, todos los que trabajan, lo puedan hacer con un empleo digno, un salario digno, con un empleo registrado, con un empleo con derecho. Va a llegar un momento en que la Asignación Universal por Hijo será un mal recuerdo, una postal de los tiempos en que todavía los compañeros y compañeras no tenían la posibilidad del trabajo. Pero para llegar a ese punto es clave el papel de la clase trabajadora.
La clase trabajadora no puede ser convidado de piedra a la hora de definir las políticas de un país. La clase trabajadora no puede mirar por televisión el rumbo de los cambios. Ese protagonismo hay que construirlo todos los días.

Es cierto y hay que decirlo: tenemos todavía un movimiento sindical en el que muchos de los que dirigen algunas grandes organizaciones, no han podido entender el momento que se vive. Y muchos otros lo han entendido y han hecho una cuestión de clase que es entregarse al enemigo e ir a la Sociedad Rural a pedir perdón; que es ir a los programas de Magnetto a decir que nos habíamos equivocado; que es convocar a un paro para hostigar a un gobierno nacional popular y democrático.

Aquella conferencia de prensa patética con un Micheli haciendo el triste papel de un Chirolita, de Moyano, de Barrionuevo, de Gerónimo Venegas, de un tránsfuga como Bussi; aquella conferencia de prensa donde se pidió perdón en boca de Moyano por haber estado del lado del pueblo en el conflicto de la 125, es la expresión más patética de una dirigencia sindical que no entiende que este proceso de transformación no tiene retorno y que es la clase trabajadora la que tendrá que llevar adelante las principales tareas de la democracia y de la distribución de la riqueza.

Nosotros no podemos olvidar que en estos últimos 10 años el movimiento sindical recuperó masa muscular. En el año 1975 había 60 mil empresas, la mayoría de ellas empleaba obreros industriales. Consecuencia: la UOM tenía 500 mil afiliados. Había 60 mil empresas y 500 mil afiliados metalúrgicos. En el año 2001 quedaban solamente 20 mil empresas y 170 mil afiliados en el gremio metalúrgico. Habíamos bajado en la dictadura genocida, en ese proceso brutal de destrucción del desarrollo industrial y de la clase obrera. Hoy recuperamos y tenemos más de 20 mil empresas en una economía todavía monopolizada y extranjerizada y 300 mil o más afiliados en la UOM. Este ejemplo vale para el resto de los gremios.

Hoy tenemos paritarias libres. Hoy tenemos Consejo del Salario Mínimo Vital y Móvil, porque hubo políticas que apostaron contra de lo que pedían los grupos dominantes, a generar empleo, a generar industrias, a generar trabajo digno. Y esto hay que defenderlo.

No es verdad cuando nos quieren convencer de que fue el milagro del viento de cola. No es verdad, como nos quieren hacer creer, que hubiese sido lo mismo aplicar las políticas que ellos decían, de volver a las relaciones carnales con el Fondo; de entregarnos al capital concentrado, eliminar las retenciones, de no apostar a la suba de los salarios. No hubiese sido la misma la situación de la clase trabajadora y del pueblo de la Argentina. Y esto hay que defenderlo.

Porque van a venir por derecha, con la cara descubierta, pero también van a venir por derecha disfrazados, los que van a decir: “Bueno, algunas cosas del kirchnerismo las vamos a rescatar. Algo tenemos que rescatar”. Ese fue el discurso de Capriles en Venezuela. Empezó peleando por derecha y perdió y ahora está cambiando el discurso. Acá sea Macri, sea Sergio Massa e, incluso alguno de los que se dicen kirchneristas, que tenga claro que las banderas no se bajan, que esto no se termina. Que en todo caso lo que está firme es que la compañera Cristina Fernández de Kirchner asumirá la conducción de un proceso que tendrá en los trabajadores, la fuerza capaz de respaldar y de construir un futuro.

Compañeros: hace falta más protagonismo popular. Más protagonismo de la clase obrera. Más reformas en el modelo sindical. Más libertad sindical. Más democracia. Hace falta terminar con los que asumen Centrales desde el fraude, desde la imposición de la mentira, y hace falta consolidar a esta clase trabajadora con un compromiso claro: antimperialista, antipatronal, popular, nacional, democrático, con Cristina Kirchner y por la liberación de la Patria.

Fuerza. Viva la clase obrera. Viva el poder organizado.-

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