Una vez más, la especulación financiera y la irracional suba de precios generada por quienes detentan el poder concentrado y los resortes fundamentales de la economía, pretenden desestabilizar a la nación y provocar una apropiación brutal de los recursos que pertenecen al conjunto del pueblo argentino.
A estas pretensiones del poder concentrado se le suman voces del coro neoliberal que vuelven a proponer viejas y remanidas recetas, como la rebaja salarial, el congelamiento de las paritarias, reprimarizar la producción, todo apuntado al achique del mercado interno, y a provocar un enorme perjuicio a los productores pequeños y medianos del campo y de la industria, y por sobre todo al consumo popular.
Precisamente se conmemora un nuevo aniversario del 2 de abril de 1976, fecha en que se formuló el plan económico de la Dictadura Cívico Militar. Dicho plan fue la piedra angular de la destrucción de la actividad productiva y fue generador de un disciplinamiento social para provocar un ajuste antipopular. Además del genocidio de trabajadores y luchadores sociales, el Proceso generó la desaparición de una parte del empresariado nacional para reforzar aquella matriz regresiva, favoreciendo a la tradicional oligarquía agropecuaria y sus nuevas vinculaciones con el gran capital industrial y financiero transnacionalizado.
Los años 80 reflejaron una democracia naciente, relativamente débil frente a las corporaciones. Ante los intentos de retomar una política de promoción del consumo popular, nuestro país fue agredido por los sectores de privilegio con la hiperinflación y el golpe de mercado de 1989 .
En los años 90 el menemismo representó una vuelta de tuerca del modelo de Martínez de Hoz que implosionó en el 2001 con la peor crisis política económica y social de nuestro país.
Desde el año 2003, el Pueblo junto al Gobierno Nacional, han obtenido significativos logros en el campo político, económico y social, para revertir la pesada herencia de tres décadas de neoliberalismo.
Sabemos que falta mucho por hacer, pero el camino es profundizar, con las adaptaciones que sean necesarias, el rumbo iniciado en el 2003 y no oír los cantos de sirena de quienes quieren anular cada una de esas conquistas.
Los argentinos ya hemos vivido estas maniobras especulativas en otros momentos de nuestra historia, y el resultado siempre fue el mismo: hambre y desocupación para las grandes mayorías y enriquecimiento y más poder para unos pocos.
Estos planes de desestabilización no son una exclusividad de la Argentina. Vivimos una andanada sin precedentes contra las democracias de América Latina y el Caribe. Sólo la unidad y la solidaridad regional fortalecerán a cada uno de nuestros países y nos ayudarán sin lugar a dudas a preservar la paz y el crecimiento de nuestros pueblos.
Los golpes de mercado también nos han dejado varias enseñanzas. La primera de ellas es que con estas prácticas no atacan a un gobierno determinado, sino que su objetivo va mucho más allá de la coyuntura de quien gobierne. Los grupos concentrados no soportan compartir la riqueza nacional de la que se consideran dueños.
Otra enseñanza es que de estos embates nadie se salva solo. Únicamente la confluencia de las mayorías en su propia defensa podrá detener esta escalada desestabilizadora.
Vemos con satisfacción como una parte importante de la población reaccionó favorablemente al cuidado de los precios. Diversas iniciativas de la sociedad buscaron articular pronunciamientos de preocupación y alerta ante la repudiable actitud de los poderosos que intentan brutalmente aumentar sus márgenes de ganancias.
Propuestas como la creación de un consejo estatal y multisectorial de seguimiento y análisis de la cadena de valor y la formación de precios, la puesta en marcha de mercados populares con participación de las organizaciones sociales, como así también sistemas de distribución directa del productor al pequeño y mediano comercio, deben ser ampliamente debatidas hasta optimizar herramientas eficaces en manos del Estado y del pueblo para derrotar la especulación.
En tal sentido proponemos la creación de un Consejo Asesor Económico y Social que permita canalizar iniciativas tendientes a mejorar el funcionamiento de las cadenas productivas y los canales de comercialización. El objetivo es asegurar una adecuada oferta de productos y evitar márgenes abusivos en la intermediación que encarezcan injustificadamente los costos de productos esenciales para la población.
Dicho Consejo puede ser además un instrumento para potenciar la participación popular comunitaria y ciudadana ante el Gobierno Nacional tanto en la defensa de los precios cuidados como en la canalización de inquietudes, propuestas e iniciativas que impliquen una defensa integral del consumidor. La riqueza de esta propuesta se basa en la articulación con pluralidad de actores y esquemas de producción complementarios que formen una barrera a los abusos de los sectores concentrados.
El documento de entidades empresariales y sindicatos, junto a otras iniciativas motorizadas por las centrales sindicales y movimientos sociales, las voces de la intelectualidad y el mundo de la cultura, entidades de defensa del consumidor, partidos y agrupaciones políticas de diverso signo, constituyen un gran dique de contención al abuso y el agio.
Quienes participamos y adherimos a los encuentros realizados en la Comisión Nacional de Valores los días 18 y 25 de febrero y 11 de marzo de 2014, proponemos ampliar en forma plural y masiva estas convocatorias y trabajar para una gran coincidencia nacional en defensa de valores esenciales para la paz social: la estabilidad, el trabajo, la producción, y el freno definitivo al accionar de especuladores.
El Estado en todas sus instancias y a través de sus instrumentos legales, y la sociedad en su conjunto, diremos al unísono y con firmeza que esta vez no podrán con nuestra patria.
Por eso entendemos necesario
1) Defensa de un proyecto nacional que promueve la producción nacional y un proyecto redistributivo progresivo de ingresos y riquezas a favor de los trabajadores y de los sectores medios, es decir, de las grandes mayorías nacionales.
2) Afirmación del papel activo del Estado nacional como expresión de la sociedad en la regulación de la actividad económica de las grandes corporaciones y en la asignación de recursos a los sectores sociales más vulnerables.
3) Defensa del salario de los trabajadores y de las paritarias como forma política de sostener el nivel de vida de los trabajadores y de los sectores productivos, principales nutrientes del mercado interno.
4) Regulación estatal de las principales palancas del comercio exterior, y de las principales divisas generadas por éste.
5) Promover la sustentabilidad y desarrollo de las Pymes de la ciudad y el campo para asegurar crecimiento con inclusión.
Por todo ello convocamos desde este Cabildo Abierto y desde los próximos a realizarse a lo ancho y a lo largo del país a movilizarnos en cada barrio, en cada pueblo no solamente para cuidar los precios y para cuidar nuestros bolsillos. También es necesario movilizarnos para cambiar la Historia, para poder profundizar el modelo nacional y popular y evitar prácticas funcionales a una restauración conservadora que con distintas caras, está al acecho para avanzar sobre las conquistas que en estos once años consiguió nuestro pueblo.
Este es el sentido de esta Convocatoria. Por el desarrollo con inclusión social. Convocatoria por y con cada uno de nosotros, trabajadores, empresarios nacionales, intelectuales, campesinos, estudiantes, amas de casa, jubilados, Convocatoria Social y Económica por la Argentina.