En el marco del 1º de Mayo, nuestro compañero insistió en la imperiosa necesidad de reducir la jornada laboral.

Antonella Bianco: Desde la CTA venimos reclamando que se trate en un marco legal la reducción de la jornada laboral en nuestro país. Profundicemos nuestra postura respecto a eso.

Beto Pianelli: Nosotros lo venimos planteando, es uno de los puntos programáticos de la CTA y creemos que es el momento de discutir y el momento de reducir la jornada laboral. Quienes no quieren discutir esto dicen que este no es el momento porque estamos en crisis, y en realidad es en los momentos de la crisis donde uno tiene que empezar a discutir ese tipo de medidas, que son muy audaces y que tienen que ver, centralmente, con razones históricas.
Hace 70, 80 años ha habido un gran salto en el desarrollo de las fuerzas productivas, en el desarrollo de las tecnologías y en las técnicas de producción no solamente de mercancías, sino también de producción de servicios. Hoy tenemos más y mejores servicios, más y mejores mercancías que se producen con menos tiempo de trabajo. Este avance que ha dado la Humanidad, en general no ha tenido un correlato en las relaciones sociales que existen en la sociedad.
Nosotros partimos de un acuerdo, pacto social que era 8, 8 y 8. Ocho para descansar, ocho para recrearse y ocho para trabajar. Pero hoy, la verdad es que no se necesitan ocho horas para garantizar las mercancías y los servicios en el mundo y, de hecho, no se utilizan ocho horas de trabajo.
Por eso cada vez mayor cantidad de trabajadores salen de la producción, terminan en la marginación más absoluta y, los pocos que quedan, terminan trabajando 12 o 14 horas, que es lo que nosotros vemos, por ejemplo, en nuestros vecinos. Salimos a la calle, hablamos con nuestros vecinos y vemos que hay gente que trabaja 12, 14 horas y otros que no tienen trabajo nunca.
Lo que hay que rediscutir es este pacto social y rediscutir este pacto social no es solamente un tema de leyes, es un tema de paradigma, de discusión profunda en el seno de la sociedad, de convencimientos. Es una pelea ideológica y de relaciones de fuerza dentro de la sociedad.
Después tiene su correlato en ley.
La Argentina, desgraciadamente, tiene una de las jornadas legales, laborales, más extendida de América. Hoy, nuestra jornada laboral en la Argentina es de 48 horas. Solo Colombia, que no estoy seguro si ya la reformó, porque estaba en proceso de reforma para reducir a 40 la jornada. Piñera tiene 40 horas en Chile, y la redujo Piñera, porque inclusive sectores liberales se han planteado la necesidad de reducir la jornada laboral.
Obviamente nosotros creemos que debe ser más profunda la reforma. Nos gustaría, como se habló hace un rato, llegar a una prueba piloto, como se está haciendo en España, cuatro días de trabajo, 30 o 32 horas semanales, es quizá a lo que nosotros ambicionaríamos.
Porque hoy no se necesita trabajar tantas horas para producir y el subproducto de ese trabajo tiene que ver con los niveles de acumulación de la riqueza que nosotros tenemos en la sociedad.
Hace 50 años atrás, a nadie se le hubiera ocurrido imaginarse fortunas tan monstruosas, multimillonarios tan monstruosos en el mundo y miserabilidad tan gigantesca en el mundo.
Eso precisamente tiene que ver con rediscutir un nuevo pacto social donde el trabajo esté repartido entre todos, al estar repartido de esa manera, vamos a tener menos horas para trabajar y ese subproducto tiene que ver también con que quienes se apropian de la revolución en la técnica, en la tecnología, distribuyan parte de lo que se apropian con el conjunto de la sociedad. Sino la sociedad va a un sin salida. Vamos a una sociedad de muy pocos incluidos que van a presionar sobre esos millones excluidos.
Hay que rediscutir ese pacto social y ese nuevo pacto social se empieza a discutir en relación al tiempo de trabajo.

Periodista: Cuando hablás de la jornada laboral reducida no hablás simplemente desde un marco teórico, lo hablás desde la experiencia. ¿Cómo fue ese proceso en el Subte y cuáles fueron los beneficios para lxs trabajadores en el Subte y Premetro?

B.P.: Cuando fue la privatización del Subte, cuando los neoliberales se hicieron cargo, se pasó de una empresa de casi 5000 trabajadorxs a una empresa de 1500 y 800, 900 tercerizados, porque se aumentó el trabajo y se bajaron los salarios, a esto lo conocemos quienes vivimos ese proceso.
La reducción de la jornada laboral, volver a la jornada de seis horas significó que hoy en Subterráneos trabajen 5000 personas, con personal jerárquico estamos cerca de esa cifra. Se recuperó lo que se había perdido con el neoliberalismo y obviamente esto fue sin afectar el salario, al revés, como hubo durante esos años de kirchnerismo, paritarias permanentes, uno pudo mejorar las condiciones salariales y eso implicó que haya muchísimos trabajadores que pudieron ingresar a trabajar al Subte inmediatamente.
Esto es lo que hay que mirar de este proceso que fue muy particular, porque se dio solamente en el Subte, imaginémoslo a nivel nacional no en un mes, porque es un proceso lento, pero acomodando, como se está haciendo en España, en un proceso donde a las patronales se les dé estímulo para reducir la jornada; donde se trabaje menos, se paguen menos impuestos; donde haya una especie de salario diferido que pueda recibir el trabajador; que aquel que ingresa con ese salario el Estado pueda colaborar para que se reduzca la jornada, podríamos ir a recuperar muchísimos puestos laborales que se han perdido durante todo este tiempo, más durante la pandemia. Porque durante la pandemia se trabaja menos. ¿Quién no está trabajando menos? Ahora es el momento de discutir e implementar esto, porque objetivamente todos estamos trabajando. Hay menos circulación, en el transporte, en la industria. Por eso hay que tratar de ver de qué manera generamos las relaciones de fuerza, vamos juntando la masa crítica necesaria para lograr esta transformación, que no es cualquier transformación. Es de las más importantes que tiene planteada nuestra sociedad si quiere tener destino de futuro. Porque si no, ¿cuál es el futuro? O quedar marginado, o trabajar 12 o 14 horas; vivir para trabajar.
La verdad que esto es lo que nos está ofreciendo la lógica neoliberal. Necesitamos generar un nuevo paradigma, un nuevo imaginario colectivo, para vivir una vida digna de ser vivida.

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