La victoria en segunda vuelta de Dilma Rousseff, el triunfo del Frente Amplio y, si se confirman las encuestas en boca de urna, la derrota en referéndum de la propuesta inhumana de bajar la imputabilidad de 18 a 16 años, tienen un mismo significado: cuando las construcciones son colectivas y generan candidatos, las alternativas nacionales, populares, democráticas y reformistas siguen convocando a las mayorías de Sudamérica. Es un significado de profunda legitimidad política que, en el caso de Brasil, puede leerse a partir de las claves que siguen.