El haber festejado como festejamos estos 30 años, en el marco de situaciones de controversia o disputas políticas con acuartelamientos de policías, en el momento más importante del festejo por la democracia habla de que aún hoy, después de haber construido, de bancar y de poner cada año un ladrillo más en la pared de esta democracia argentina, sigue habiendo sectores que intentan disputarnos la posibilidad de volver atrás, que no haya más democracias y que volvamos a un proceso dictatorial.
Creo que los argentinos hemos aprendido el sentido, el gusto y el color de lo que es la democracia, inclusive con algunos personajes de esta democracia que hacen el doble juego, que juegan en los carriles históricos de la democracia, pero que usan esos carriles para llevarla a agrietarse, para que ingresen los actores que no quieren mantenerla. El pueblo los identificó y hay una clase trabajadora que entendió la necesidad de fortalecer esta democracia, que termina demostrando fortaleza en los últimos diez años tanto de Néstor Kirchner como de Cristina Kirchner.
Ahí, donde se fortalece la democracia, donde los trabajadores empezamos a entender el rol que ocupamos en su fortalecimiento, la CTA tiene un papel fundamental. Ahí, en la construcción de esta democracia, la CTA es tan importante como cualquier otra organización política partidaria. Ahora, nuestro desafío es ampliar aún más los procesos, por ejemplo, con mayor democracia interna dentro de nuestra Central, para ser los primeros que podemos hablar con demostraciones claras de un proceso democrático.
Ese compromiso es un privilegio que tenemos como conducción de esta Central obrera. Esa obligación es también un compromiso con la democracia, porque su ausencia nos llevó más de 30.000 compañeros y compañeras y es nuestro deber mantener viva la defensa de la democracia, todos los días, junto a todos los trabajadores y trabajadoras.