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Unasur: reunión de los equipos económicos
Tras algo más que una salida
Los ministros de Economía y los banqueros centrales de la región buscan en Buenos Aires avanzar en la coordinación de medidas para enfrentar la crisis financiera internacional y diferenciarse del abordaje recesivo impulsado por los países centrales. El encuentro, donde la turbulencia global volverá a estar en el eje de los análisis, concluirá con el acto constitutivo del Consejo Suramericano de Economía y Finanzas.
Además de reforzar y relegitimar la independencia económica de los miembros del bloque, el grupo de trabajo analiza impulsar distintas herramientas concretas en el plano financiero que permitan responder en forma conjunta a posibles ataques especulativos contra las monedas de la región y otras políticas destinadas a profundizar los procesos de integración.
El turbulento escenario internacional y la voluntad política de los presidentes de la Unasur prepararon el terreno para el trabajo conjunto más allá de las diferencias en la orientación de la política económica que existen entre los distintos países. La agenda del convite fue elaborada en la reunión extraordinaria de ministros de Economía de Unasur, en Lima, el viernes pasado. En ese convite, los funcionarios tomaron la posta en el debate que iniciaron los mandatarios sobre la crisis financiera y mañana darán a conocer las conclusiones de sus deliberaciones en un documento conjunto.
Los ejes de las discusiones, precisaron desde el Ministerio de Economía a Página/12, están puestos en cuatro aspectos: la promoción de la integración productiva regional, la administración coordinada de las reservas internacionales de los bancos centrales, la regulación de los movimientos de capitales especulativos de corto plazo –medidas macroprudenciales– y el financiamiento de los procesos de integración regionales. La inclusión de los banqueros centrales en el encuentro no sólo enriquece los debates sino que posee una fuerte carga simbólica: “La política monetaria y la fiscal no son independientes ni autónomas. Para enfrentar los coletazos de una crisis como la actual son necesarios la coordinación y el trabajo conjunto entre el gobierno y los bancos centrales. Es relevante que participen para comenzar a desmontar el fracasado andamiaje neoliberal”, señaló entusiasmado un funcionario que participa en el Grupo de Trabajo de Integración Financiera.
Integración productiva y comercial: Los flujos comerciales entre los países de Unasur crecieron entre 2003 y 2008, antes del estallido de la crisis, pero todavía se ubican por debajo de los parámetros alcanzados a fines de los noventa. Según Cepal, el 20,5 por ciento de las exportaciones de Unasur son intrarregionales, nivel inferior al 28 por ciento observado en 1998. El lugar de proveedor de materias primas e insumos manufacturados de bajo valor agregado que ocupa la región en las cadenas globales de valor de las empresas multinacionales representa uno de los principales desafíos en la materia. La Unasur pretende difundir los incipientes mecanismos de uso de monedas locales en las transacciones comerciales y crear proveedores locales que permitan reducir la exposición de la región a los vaivenes del dólar.
Coordinar el uso de reservas: A lo largo de los últimos años, la región acumuló, según señaló la mandataria de Brasil, Dilma Rousseff, más de 700 mil millones de dólares de reservas. La pata económica de Unasur aspira a firmar convenios multilaterales que creen un pool con una porción de esos activos para responder a posibles ataques especulativos que experimenten los países de la región. Las economías del sudeste asiático cuentan con un mecanismo similar y en la región existe un relegado Fondo Latinoamericano de Reservas del que son miembros varios países del bloque, aunque Argentina y Brasil no participan. La constitución de un fondo de reservas de Unasur forma parte de un proceso a más largo plazo, donde también figura la capitalización del postergado Banco del Sur.
Financiamiento para el desarrollo: Para impulsar la integración productiva y la infraestructura regional son necesarias mayores fuentes de financiamiento. En marzo, se decidió que el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) duplicaría sus fondos prestables. La medida, que fue aprobada por todos los países miembro, todavía no se concretó. Por eso, en la Unasur analizan fortalecer la Corporación Andina de Fomento (CAF), un organismo del que son accionistas los países de la región, que financia obras de infraestructura en América latina.
Por Tomás Lukin,
Diario Página 12