Quizás porque Germán sigue presente no sólo en nosotros– su familia–, sino en los compañeros de los sindicatos, políticos, de organizaciones sociales que día a día ponen su granito de arena para soñar, pensar y hacer un país distinto.
Hace más de 20 años Germán peleaba en soledad desde la Vicepresidencia 2ª de la Bicameral de Seguimiento de las Privatizaciones contra cada una de las entregas que en nombre del Peronismo, agiornado, vendido y neoliberal hacía el menemismo.
Hoy lo veo embelesado con la recuperación para nuestro estado de Aerolíneas, YPF, trenes, astilleros, AFJP y tantas otras. Con dificultades, con conflictos, pero al servicio de nuestro Pueblo. Sintiendo lo que Germán pensaba, el "Estado" como herramienta de transformación.
Pero quiero hablar de un tipo que no se entregaba, no se vendía y no se doblaba.
Germán era la suma de lo que pregonaba: pensar, sentir, actuar y hablar de la misma manera. Vivir como se habla. Pelear con esa alegría intrínseca a la militancia.
Hoy rescato de Germán cosas que decía, tan actuales, tan presentes, que nos llevan a preguntarnos cómo puede un tipo visualizar en el futuro las consecuencias de las decisiones que se imponían, ver tan claramente a largo plazo.
Rescato su inteligencia, su coherencia, pero fundamentalmente su audacia. Esa audacia tan necesaria para construir, crecer, que sin ella es imposible.
Abanderado de la "Unidad", siempre luchando por construir esa fuerza propia, popular, diversa, contenedora, buscando los consensos, los acuerdos, descartando las diferencias, para seguirlas discutiendo en el camino, caminando.
Veo a Germán enamorado de estos nuevos aires construyendo la Patria Grande con nuestros hermanos latinoamericanos, buscando la libertad, la independencia y nuestra propia soberanía. Para no ser pisoteados, discriminados o ninguneados, Y sabiendo que solo con la integración de nuestros pueblos vamos a garantizar esa Patria que tanto soñamos.
Lo veo alucinado con la recuperación de nuestra Memoria en paz, con verdad, juicio y castigo; recordando a sus compañeros de ATE desaparecidos, presos y exiliados y todos los compañeros de nuestro Pueblo que dieron su vida por vivir este "ventarrón de esperanza". Abrazando a Abuelas, Madres, Nietos, pero diciendo: todavía falta. Faltan los civiles partícipes responsables del genocidio de la última dictadura.
Feliz con los jóvenes recuperando la política, sensibilizados, presentes, comprometidos. Y como yo, sintiendo "¡Vamos, podemos pasar la posta!"
Su orgullo: la plena vigencia desde 2003 de la Ley Abdala (convenciones colectivas para todos los trabajadores estatales). Esos estatales que por primera vez pudieron discutir sus salarios con el patrón "Estado".
También vislumbro su tristeza ante la falta de unidad en el movimiento obrero, funcional a una derecha agazapada, lista, preparada para dar el zarpazo cuando llegue el tiempo y des construir lo logrado.
Triste ante la mezquindad de los "pasatodopormi" o del egocentrismo de los que suscriben al: “Lo que yo no conduzco lo destruyo.” Que no acompañan y ponen palos en la rueda. Muy lejos el Negro de esta teoría, Germán inteligente, entero, audaz, comprometido, pero por sobre todo coherente, nos invita a redoblar esfuerzos para lograr que nuestro pueblo sea consciente de que sólo el compromiso y la militancia de todos, siendo protagonistas, poniendo el cuerpo y las ganas lograremos la transformación necesaria para esa sociedad que soñamos. Y en esto Germán nos está acompañando.
Por Marcela Bordenave
Especial de Tiempo Argentino sobre Germán Abdala