Luego de la exitosa gira por Brasil, en el viaje de regreso a Roma el Papa Francisco I contestó una larga serie de preguntas a periodistas. Mucho se comentaron sus dichos respecto a las personas gay, pero poca repercusión tuvieron los relacionados con las mujeres y la iglesia. Es evidente que Francisco se aleja de Bergoglio. Aspecto que también podemos verificar en su relación con la Presidenta de la Nación. El arzobispo de Buenos Aires jugaba en la arena política nacional de un modo que evidentemente el Papa no hace ni hará. Desde este mismo punto de vista, podemos constatar que quién afirmó que la ley de matrimonio igualitaria era proyecto del demonio (hace sólo 2 años), no es la misma persona que dijo “quién soy yo para juzgar a una persona gay…”.

De todos modos sería interesante que se reflexione acerca de toda la respuesta completa del Papa. Ya que habló contra lo que denominó el “lobby gay”. ¿Cómo llamará el Papa a las acciones que hacen los obispos, sacerdotes y grupos que se movilizan contra las leyes de ampliación de derechos de mujeres y personas de la diversidad sexual?
Sin embargo las mujeres no tuvimos la misma suerte que las personas gay. Si podemos considerar un avance estas palabras más medidas y en un tono más cercano al espíritu piadoso que pregona la cristiandad. El Papa fue categórico respecto al estatus subalterno de las mujeres en la Santa Institución. No pueden aspirar al sacerdocio, mucho menos a jerarquías mayores. “Ese es un tema cerrado”, sentenció.

En estos tiempos el nuevo Papa deberá pasar de los gestos a los hechos, veremos cuánto puede cambiar una institución tan poco permeable como la iglesia. Tiene mucha tarea por delante. Algunos pedidos recibió, que pueden ser una señal del camino que recorrerá el nuevo papado. Los teólogos y sacerdotes de la teología de la liberación, en escritos de Leonardo Boff, le pidieron que reincorpore a los más de 600 clérigos echados en épocas de Juan Pablo II y Ratzinger. Por otro lado las Abuelas de Plaza de Mayo le solicitaron que abra la información con la que cuentan de la época de la dictadura, en especial en tema de la adopción de niñas y niños. El papado de Francisco recién comienza, pero parecen haber elegido al hombre adecuado para generar expectativas de cambio en quiénes todavía creen en esa institución bimilenaria, con larguísimas deudas por saldar. Por lo pronto la próxima sede del encuentro de juventudes, será en tierras del Papa que supo cerrar todo el proceso de cambios abierto en el Concilio Vaticano II.

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