Los lapices siguen escribiendo
La politización de los jóvenes fue un rasgo que caracterizó a la Argentina de los años sesenta y setenta.
Pertenecientes a un sector social antes remiso a estos escenarios, los jóvenes fueron los nuevos actores que se sumaron a una protesta que había sido liderara desde la proscripción del peronismo casi exclusivamente por la clase obrera. Esta confluencia implicó una renovación en los repertorios de la acción colectiva y transformó el escenario.
Emergieron así múltiples agrupaciones. La mayoría de ellos tuvieron un ideario emancipador que sostenía como proyecto la construcción de una sociedad radicalmente diferente a la de aquel momento. La desaparición de las desigualdades e injusticias sociales fue el punto que nucleaba a la mayoría de ellas, juntamente con la reivindicación de la liberación nacional.
Las escuelas secundarias y las universidades no estuvieron ajenas a este proceso, sino todo lo contrario, fueron espacios donde se desarrolló una intensa actividad. A temprana edad muchos jóvenes comenzaron su inserción política a través de distintos ámbitos de expresión y acción, como por ejemplo, los centros de estudiantes.
Las marchas por el Boleto Escolar Secundario (BES) se dan en este contexto. Durante septiembre de 1975, en La Plata y también otras ciudades, se realizaron movilizaciones donde participó gran cantidad de jóvenes. Fue en la capital de la provincia donde a partir del reclamo se logró una tarifa diferencial para los secundarios. Sin embargo, la lucha por los derechos estudiantiles no eran la única actividad política que realizaban los militantes secundarios, estos también militaban en los barrios, los centros culturales, etc, en conclusión luchaban por un país mas justo, libre y soberano.
Lo que hoy se conoce como La Noche de los Lápices fue parte del plan represivo puesto en marcha durante la dictadura militar del 76. El 16 de septiembre de 1976 y en los días posteriores, un grupos de tareas, conducidos por el general Ramón Camps, secuestraron a 10 estudiantes secundarios de la Ciudad de La Plata que integraban en ese momento la UES (Unión de Estudiantes Secundarios). Seis de ellos continúan desaparecidos.
Los gobiernos democráticos que sucedieron a la dictadura se ocuparon de seguir profundizando el modelo Neoliberal que se había impuesto durante el gobierno militar. El aumento de la deuda externa, las privatizaciones que implicaron el achicamiento de lo público, la desindustrialización, la desocupación, el aumento de la pobreza, la despolitización, son solo algunos de los resabios que nos dejo el neoliberalismo de lo
90. Es así como llegamos a una de las crisis estructurales mas grandes de nuestro país, el 2001. Muchos fueron los compañeros, que nucleados en organizaciones sociales, sindícales y políticas, resistieron a las políticas del neoliberalismo pero la fuerza y el protagonismo de la juventud ya no era la de los `70.
Fue en el 2003, con la llegada de Néstor Kirchner al gobierno, que inicia en la Argentina nuevamente un proceso de reconstrucción del Estado.
Hoy podemos hablar de la “Década Ganada”. La nulidad de las leyes de obediencia debida y punto final, la reapertura de los juicios por memoria, verdad y justicia que permitieron empezar a juzgar a los responsables de la última dictadura militar, la reestatización de las AFJP, la AUH, la reestatización de Aerolíneas Argentinas, la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, el matrimonio igualitario, la reestatización de YPF, la recuperación del empleo, son solo algunos de los avances conseguidos por el “pueblo” en estos últimos 10 años.
Es en este escenario que podemos hablar del logro más importante de esta década. Con una impronta distinta a la de los ´70 los jóvenes volvemos a ser protagonistas del cambio social. La propuesta de un nuevo proyecto de país nos devolvió la esperanza para volver a soñar. Soñar con la posibilidad de un vivir en un país más justo. Y es así como volvimos a enamorarnos de la política, la principal y única herramienta que nos permite cambiar la realidad social.
Por eso hoy a 37 años de “La Noche de los Lápices” la militancia juvenil sigue el ejemplo de aquellos compañeros. Porque ellos son parte de esa generación que nos delego un sueño, el sueño de construir un país mas justo, libre y soberano. Y es con su ejemplo que día a día militamos para que ese sueño sea cada vez más real.
A 10 años de la nulidad de las leyes del perdón y con mas 400 genocidas condenados, entre los que se encuentran algunos de los responsables de “La Noche de los Lápices”, seguimos diciendo “NUNCA MAS”.
María José Carrau es secretaria de Juventud de la CTA Provincia de Buenos Aires.