Este año como hace décadas nos encontraremos en días de acción contra la violencia de
género. Nuestra Central en todo el país participará de marchas, mesas de debate, acciones
culturales y callejeras, para seguir denunciando que la violencia es un grave problema social
y que las políticas de ajuste del gobierno nacional empeoran las condiciones de vida cotidiana
y acrecientan la violencia social, política e interpersonal, la que tiene como principales víctimas
a las mujeres y cuerpos feminizados.

Estos últimos años nos hemos expresado contra la violencia de género bajo el lema #NiUn-
aTrabajadoraMenos. Lo hicimos en dos sentidos. Para denunciar la pérdida constante de pues-
tos de trabajo, tanto en el sector público como privado, así como la creciente precariedad
laboral. Para las mujeres la desocupación ya traspasó los dos dígitos y para las mujeres jó-
venes, esta cifra supera el 20%. Tampoco queremos más femicidios, ni violencia ni acoso la-
boral, ni callejero ni institucional. Basta de violencia es un grito múltiple, diverso y colectivo.
Está claro que para el gobierno la agenda de las mujeres es un maquillaje. Porque en la
práctica efectiva, no sólo implementan una política que deteriora nuestra calidad de vida cotid-
iana, sino que además recortan presupuestos, ya magros, en áreas específicas para la atención
de la violencia, salud y educación, que sabemos impactan en el conjunto del trabajo que hace-
mos las mujeres, que no es sólo el remunerado, sino especialmente el doméstico y de cuidados
en los hogares y la comunidad.
El neoliberalismo es reproductor de desigualdades sociales y de géneros. Lo sostenemos
con la triste certeza que puede verificarse en todas las mediciones sobre pobreza, trabajo e in-dicadores sociales. Hoy nuestro país es más desigual y ese contexto acrecienta las diversas
formas de violencia y exclusión.
El año pasado presentamos el documento “Compromiso sindical para la erradicación de la
violencia de género”. Este material definió el marco de abordaje de la problemática, como la
perspectiva legal y los acuerdos de acción. Allí como Central de Trabajadores y Trabajadoras
nos comprometimos a desarrollar protocolos de intervención específicos para atender los casos
de violencia doméstica, de violencia y acoso laboral y la violencia dentro de la organización
sindical, con la clara convicción de que una vida libre de violencias redundara en una mayor
participación de las mujeres, lesbianas, travestis y trans en la esfera política y en los espacios
de toma de decisiones, hechos imprescindibles para lograr modificaciones reales en los com-
promisos de igualdad.
Venimos realizando un trabajo inter-sindical para avanzar en el acuerdo de los procedimien-
tos de intervención, la conformación de redes y dispositivos concretos de actuación. En el trans-
curso de las acciones de estos días estaremos presentando los acuerdos y el plan para la
implementación desde las distintas organizaciones. También hemos participado activamente
en los debates, junto a la Confederación Sindical de las Américas (CSA), y las otras Centrales
Sindicales de nuestro país, para el diseño y la sanción por parte de la Organización Inter-
nacional de Trabajo de un Convenio y Recomendación sobre acoso y violencia laboral con per-
spectiva de géneros, que esperamos sean adoptados en la próxima Sesión del organismo, que
se realizará en junio de 2019.
A pesar del complejo contexto regional y nacional, de las amenazas crecientes sobre nues-
tras democracias, nos sentimos parte de una fuerza social de las mujeres, lesbianas, travestis
y trans, que con toda su diversidad, viene tomando las calles, no sólo para defender derechos
conquistados, sino para discutir la ampliación de los mismos, como fue el debate por la inter-
rupción legal de embarazo. Nos inspiramos en las que nos precedieron, pero también en estas
jóvenes, que con fuerza, alegría y convicción, se convocan para erradicar las desigualdades y
violencias. La lucha feminista avanza por América Latina. Las mujeres sindicalistas y de or-
ganizaciones populares formamos parte de esa marea que sueña con una sociedad con justicia
social e igualdad. Un sueño que se construye de manera colectiva.

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