Por María José Parra y Martín Marino (*)
Entrevista a Oscar Bonilla. El 30S de Ecuador y sus aportes para pensar los intentos de golpes de Estado en América Latina.
Tiempo presente: Argentina y los intentos de desestabilización económica. Venezuela y la conflictividad en las calles que ya lleva días. La derecha fascista se enfurece ante la fortaleza del Presidente Maduro y el pueblo venezolano. Antecedentes: Venezuela en 2002, la intentona de derrocamiento del Presidente Chávez. Paraguay y el golpe a Lugo en 2012 que posibilitó la restitución, vía elecciones, de la derecha en ese país. Honduras y el golpe que destituyó a Zelaya en 2009. El análisis de un caso: el denominado 30S, para adentrarnos en el entramado complejo de actores que movilizan sus piezas, cual partida de ajedrez, en función de frenar los procesos de índole transformadora en la región y restaurar el orden neoliberal del capital financiero, transnacional y especulador que, con hambre voraz, acecha los destinos de nuestros pueblos.

El 30 de septiembre de 2010 en Quito, Ecuador, la policía nacional inició una protesta contra el gobierno de Rafael Correa, dado que la aprobación de la Ley de Servicios Públicos constituía cambios profundos en la estructura organizativa y de mando de la fuerza. Ciertos sectores de la policía nacional se resistían a su aplicación.
Pero, ¿eso fue lo que sucedió? La descripción de los hechos podría llegar ahí y especular con que los maltratos e improperios al señor presidente, en público y ante cámaras, fotógrafos y periodistas, no son más que ánimos alterados en la muchedumbre, descontento y bronca por las medidas adoptadas, incluso, el modo de exteriorizar más primario de personas que no han votado por el entonces y actual presidente de Ecuador. Lo cierto es que podría tratarse de una acción sin control, ni liderazgo de ningún tipo. Una operación caótica en la que los mismos manifestantes que dieron inicio a los reclamos, no supieron ni pudieron encaminar la situación a negociaciones que evitaran la violencia y las agresiones contra el Presidente. Esa podría ser una lectura, de hecho se trata de una visión compartida por varios, la digan a toda voz o en algunos salones.

Días antes de la entrevista que mostraremos a continuación, estos cronistas tuvieron la posibilidad de ver en la Cinemateca Nacional, situada en Quito, una película documental que manifiesta una importante investigación periodística y un trabajo de realización de alta calidad. Se trata del documental: “La muerte de Jaime Roldós” que, entre otras cuestiones, vuelve a la palabra, al debate colectivo, en definitiva, al presente, las sospechas de que quien fuera presidente del Ecuador entre agosto de 1979 y mayo de 1981, no fue muerto en accidente de avión, como establece la versión oficial que hasta hoy sigue vigente, sino que fue asesinado en el marco de lo que se dio en llamar Plan Cóndor. Las mismas facciones de las fuerzas armadas ecuatorianas que, supuestamente, participaron de dicha operación, fueron las encargadas de la investigación que en tan sólo 8 días estableció la tesis, hasta ahora sin refutación alguna, de que el presidente Roldós junto a todos los demás pasajeros de la aeronave -su esposa, el ministro de Defensa, dos tenientes coroneles, el piloto y edecán del presidente, el copiloto y la azafata- murieron en accidente y que el único responsable fue el piloto del avión. Luego, silencio. 32 años sin verdad y 3 hijos (2 mujeres y un varón) clamando, casi en soledad, en cada aniversario de esas muertes.

30 S. Dos años de investigaciones judiciales. Nada concreto aún sobre los autores intelectuales de aquel día en que Ecuador casi pierde a su presidente en episodios de violencia que lo retuvieron, contra su voluntad, en el Regimiento Quito durante unas 10 horas.

Allí está lo visible. El caos que nos permite analizar que no es esa una modalidad que ponga en evidencia lo que en América Latina solemos (o solíamos) entender por Golpe de Estado. Para que haya golpe de estado debe haber estrategia, y suponemos que se trata de artilugios menos primitivos, más limpios (aunque haya sangre) y letales.

30 S: tres años de investigación y pequeños avances. Roldós: 32 años de causa archivada y ahora un documental que pone en primer plano ciertos poderes en las sombras, poderes detrás del poder.

Rafael Correa, en junio de 2013, decreta la creación de una comisión que tiene por función llevar adelante una "investigación profunda y objetiva sobre los hechos del 30 de septiembre de 2010, en especial sobre sus autores intelectuales y materiales", según el decreto. La Comisión pondrá en consideración de la Fiscalía General del Estado los resultados de su investigación y su gestión concluirá con la presentación del informe final al propio Correa.

Pero, ¿se trata sólo del 30S? Los y las invitamos a escuchar las palabras de Oscar Bonilla (miembro de la comisión). Su análisis, que revela elementos de las investigaciones y las reflexiones de la comisión hasta el momento, lo que establece es un nuevo modus operandi para la desestabilización de un gobierno popular. Aquí tenemos un caso que nos permite observar el nuevo esqueleto de un intento de golpe de estado: ¿De qué contexto hablamos? ¿Qué procedimientos se utilizan? ¿Qué actores entran en juego? ¿Qué roles juegan los actores? ¿Cuáles son los datos claves que nos permiten evidenciar la desarticulación del intento? ¿Qué rol juega la justica?

Sin ánimo de establecer recetas, porque cada país tiene sus particularidades, lo que pone de manifiesto la comisión 30S es un nuevo paradigma para desestabilizar / derrocar a los gobiernos transformadores y poner límite a sus acciones tendientes a distribuir de modo equitativo la riqueza y de actuar con soberanía, ubicando al Estado por encima de los poderes fácticos. La definición de “golpes blandos”, en las palabras de Oscar Bonilla, se corporiza, toma color y movimiento. Permite evidenciar la estrategia que funciona cual red en la que cada actor ocupa un lugar y actúa a su debido tiempo, ni antes, ni después.

El próximo mes de junio la comisión 30S entregará su informe, la justicia actuará y más temprano que tarde habrá más autores materiales. Se espera que también haya de los intelectuales. Sabremos qué pasó el 30S y Latinoamérica tendrá herramientas para analizar otros casos de desestabilización del orden institucional, a través del desgaste y la puesta en marcha de estrategias que generen caos, sensación de debilidad gubernamental, malhumor social, tensión y crisis en alguna o algunas instituciones del estado, como algunos de los elementos emergentes.

Sigue pendiente la muerte de Jaime Roldós. Invitamos a ver la película, a generar conciencia, a no olvidar y, en la medida de lo posible, a contribuir con la verdad.
Ahora, con ustedes: Oscar Bonilla, miembro de la Comisión de Investigaciones, designado por el Presidente Rafael Correa para esa función, entre otros motivos, porque fue una de las personas que ese 30 de septiembre de 2010 estuvo junto a él en todo momento.

María José Parra
Martín Marino

(*) La Cigarra | Contenidos y Comunicación para CTA
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