Existen dos visiones contrapuestas respecto a los problemas centrales que afectan a la economía argentina en múltiples aspectos: nivel de actividad, inversión, tipo de cambio, inflación, etc. A grosso modo se puede plantear que la visión ortodoxa sostiene que tales problemas son un resultado del déficit fiscal en tanto que para una parte de la heterodoxia derivan de la restricción externa.
A grosso modo se puede plantear que la visión ortodoxa sostiene que tales problemas son un resultado del déficit fiscal en tanto que para una parte de la heterodoxia derivan de la restricción externa. No se trata, al menos en las mejores versiones de cada uno, de que se desconozcan los problemas del sector externo en el primer caso y los del desequilibrio fiscal en el segundo, sino que se jerarquiza la “punta del ovillo” de las restricciones al crecimiento con diferentes grados y causalidades de acuerdo a sus respectivos marcos teóricos.
Estas breves notas se insertan en ese debate y pretenden, aunque en forma preliminar e incompleta, plantear algunas discusiones estructurales que se alejan de los lugares comunes y que tienen particular relevancia en el debate de la coyuntura actual. La idea central es resaltar la importancia que asume la fuga de capitales no solo
respecto a la cuestión fiscal sino también en lo concerniente a la definición de la “nueva” restricción externa que emergió durante la valorización financiera.
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