Por Hugo Yasky, secretario general de la CTA
Huelga en Europa
Las centrales sindicales de España, Portugal, Italia y Grecia llevan adelante hoy, por primera vez en forma simultánea, paros y movilizaciones para rechazar la política de ajustes y recortes de salario de los que son víctimas desde el inicio de la crisis global de 2008.
En la última reunión del Consejo de la Confederación Sindical Internacional, de la que participé en representación de la CTA, se resolvió convocar a trabajadores de todo el mundo a expresar su solidaridad con la lucha de estas centrales. Este es el sentido de los actos que realizaremos frente a las sedes de Grecia y España, porque los trabajadores de la Argentina, y en particular los de la CTA, no debemos olvidar que fuimos depositarios en los ’90 de la solidaridad del gremialismo de España, Italia y Portugal, entre otros, durante aquella década en que se aplicó sobre nosotros la brutal receta de los ajustadores. Lo que ahora dispara Angela Merkel desde el Banco Central Europeo es lo mismo que bajo la batuta del FMI sufrimos en carne propia con el verso de que se trataba de la medicina amarga para recuperar la vitalidad de la economía. El final de la película del 2001 ya lo conocemos todos.
Los trabajadores debemos tener claro que lo que fue el pasado reciente de la Argentina y lo que es el presente de Europa pueden llegar a ser nuestro futuro si otra vez vuelven los que promueven la reinstalación de las políticas neoliberales.
Por eso hoy marchamos para que nuestros hermanos europeos puedan salir de la picadora de carne en la que los metieron los dueños del poder económico y los gobiernos títere manejados por ellos como muñeco de guante. Pero también marchamos en defensa propia porque sabemos que, a la vuelta de la esquina, nos esperan con sus recetas económicas ortodoxas del mundo globalizado los mismos que en los ’90 nos hundieron en la miseria y que hoy hostigan al gobierno de Cristina Kirchner.
Y esto no significa caer en un conformismo que nos impida sostener los reclamos sobre lo que falta para seguir avanzando, pero sabiendo que no podemos caer en la incongruencia de aquellos que, en nombre de lo que falta conquistar, terminan sirviendo de ariete a los que pretenden la restauración del neoliberalismo.