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¡¡¡Presente!!!! 5-5-76
Haroldo Pedro Conti
Nacido en los suburbios del pueblo pampeano bonaerense de Chacabuco, a los doce años Haroldo Conti ingresó al Colegio Don Bosco de Ramos Mejía y a los catorce al Seminario de los padres salesianos, del cual se fue y reingresó dos veces.
En 1944 pasó al Seminario Metropolitano Conciliar y empezó a escribir una novela misional, Luz en Oriente, se formó en filosofía y comenzó a leer al padre Leonardo Castellani. Terminó sus estudios en 1954 en la UBA y desde 1956 ejerció como profesor de escuela secundaria en Santos Lugares. Sobre un suelo místico y existencialista, fueron asentándose en él lecturas de Stevenson, Melville, Conrad, Gorki y, en otra vertiente, Faulkner, Pavese, Dylan Thomas, muy probablemente los personajes de Horacio Quiroga y los del uruguayo Juan José Morosoli.
Según César Aira, "su narrativa es lírica, acuarelada, enigmática a fuerza de simplicidad". Colaboró en la revista Crisis y viajó a Cuba, donde participó como jurado del Premio Casa de las Américas.
Haroldo Conti fue secuestrado en la madrugada del 5 de mayo de 1976 por una patota del Batallón 601 de inteligencia del Ejército Argentino. Desde entonces continúa desaparecido. En 2000 se editó un libro sobre su vida: Haroldo Conti. Biografía de un cazador
El 5 de mayo de 1976, cuando se cumplían 158 años del nacimiento de Carlos Marx y 161 de la muerte de Napoleón Bonaparte, un grupo del batallón 601 montó una trampa en la casita que el escritor Haroldo Conti tenía en la esquina de Fitz Roy y Humbolt, en pleno Villa Crespo. Los del 601 eran los de Inteligencia y el genial Conti, en esa oportunidad, no era más que un conejo al que los inteligentes cazarían para alimentar la máquina del terror. Marta Scavac, su compañera, estaba con él esa madrugada y dio testimonio de la salvajada: "Apenas entramos, unos diez hombres estrafalariamente vestidos con vinchas, gorras y ropas raras, se nos vino encima. Inmediatamente me ataron las manos detrás de la espalda y me cubrieron, con ropa, la cara y la cabeza. Escucho que hacen lo mismo con Haroldo; aunque él se resiste, no es fácil reducirlo, es muy fuerte, pero le dicen que se quede quieto por el pibe, se referían al bebito (Ernesto, hoy un periodista de 32 años). "Señora, ¿cómo una mujer de su clase se metió en esto?" le preguntó uno de los inteligentes. "Le pedí que me explicara quiénes eran, qué querían. Me respondió que estábamos en guerra" dijo Marta. "O nosotros los matamos o ustedes nos matan a nosotros" contestó el inteligente. "Escucho que sigue rompiendo papeles. Le suplico que no rompa el cuento que Haroldo estaba escribiendo. Después comprobé que dejó la máquina de escribir de Haroldo, junto al borrador del cuento, intacto. Quedó sólo eso sin romper como un símbolo en medio de la casa revuelta, como sacudida por un terremoto" recuerda su compañera años después (revista Crisis, abril de 1986). "Comenzó a molestarse cuanto me preguntó por qué había viajado a Cuba con Haroldo. Le dije el motivo, que Haroldo había sido jurado de novela de Casa de las Américas".
fuentes: El Ortiba
Archivo del Parque de La Memoria. -varios.-