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Envar El Kadri, el Cacho de todos

, por Marcelo Frondizi

El 19 de julio se cumplieron 15 años del fallecimiento de Envar “Cacho” El Kadri. Traerlo a la memoria no es sólo dar cuenta de su ausencia sino extraer en el aquí y ahora su pensamiento y su acción, su alegría, su solidaridad, su pasión militante, su entrañable presencia en tantos y tantas jóvenes que inician sus pasos en la militancia.

El bombardeo al pueblo en la Plaza de Mayo en junio de 1955 y el golpe contra el peronismo de septiembre del mismo año lo pusieron de cara a la vida política nacional. Entonces tenía 14 años. Nos dice en ese momento: “muchos jóvenes de mi época decidimos que había que levantar las banderas de nuestros ideales, que no podíamos aceptar que había ciudadanos de primera que eran los “democráticos” y ciudadanos de segunda que éramos los peronistas” (..) y de ahí fue cuando nos organizamos ya que por los años 55, 58 en los primeros comandos de la juventud peronista”.

El Kadri se sumó a la Resistencia Peronista y con un conjunto de compañeros comienzan a realizar acciones políticas y militares, de agitación contra la contrarrevolución fusiladora de Aramburu y Rojas. En 1962 fue condenado a prisión en el marco del Plan Conintes por tenencia de armas y explosivos, que recupera la libertad recién un año siguiente en la amnistía del Presidente Illia. Fue uno de los principales dirigentes del movimiento de la Juventud Peronista y en el primer congreso (1973) instó a todos los peronistas a la lucha revolucionaria: “hasta las últimas consecuencias” y fue electo delegado para visitar al General Perón en Madrid.

En 1966 funda y participa de la constitución de las Fuerzas Armadas Peronistas, con el objetivo de armar una guerrilla rural para enfrentar desde una construcción político-militar a la dictadura de Onganía, abiertamente al servicio de los capitales extranjeros. Sin embargo antes de entrar en acción los combatientes de las FAP fueron detenidos en Taco Ralo en el monte tucumano, dando inicio a un período duro de torturas y encierros. Fue según su concepción una derrota militar y un triunfo político, fue una llamarada que dio nuevos bríos a la resistencia peronista, Taco Ralo y el apresamiento de los compañeros fue en septiembre de 1968, ocho meses después estallaba la rebelión obrera y popular en mayo del 69 en Córdoba, que fue el inicio de la retirada de la dictadura militar de ONganía, Levignston y Lanusse, el Cordobazo.

Sobre los hechos de Taco Ralo, Envar sostenía:”Desde el Peronismo sin tanto catecismo dogmático, con mucho sentido común y una larga historia de lucha nacida de nuestra propia historia, amasada al calor de proscripciones, persecuciones, cárceles y exilios, pero también con la práctica social de la violencia, de las huelgas insurreccionables y de los proyectos de golpes o “revoluciones militares”, se gestaron las FAP, que para sorpresa de muchos instalaba en Taco Ralo, Tucumán, la primera guerrilla rural surgida en toda Latinoamérica después de la muerte del Che Guevara”.

Fue liberado en 1973 con la amnistía popular del Presidente Héctor J. Cámpora, comienza a trabajar en la Facultad de Derecho, donde dirigió la guardería infantil. El 1 de mayo de 1974 lanza en la Federación de Box la FAP 17 de Octubre y el Peronismo de Base, con viejos y nuevos militantes peronistas. “La clase obrera quiere la batuta, y querer es poder, lo van a tener ahora cuando nosotros planteemos la necesidad de que la clase obrera tenga la batuta, sabemos que no se va a lograr ni con acuerdos por arriba ni con toques mágicos ni nadie lo va a hacer en lugar nuestro.
“Lo tenemos que hacer nosotros, todos los días, en nuestro lugares de trabajo, de estudio, en nuestros barrios, villas, en nuestros inquilinatos, para que se haga realidad aquella consigna de nuestra querida compañera Evita, de que el Peronismo será revolucionario o no será”, es otra de sus máximas.

El 1 de enero de 1975, amenazado y perseguido por la Alianza Anticomunista Argentina (Triple A) de Isabel y López Rega, marchó al exilio en Francia, desde donde denunciaría luego la dictadura genocida encabezado por Videla.

En 1984 regresó a su patria. Habían pasado 10 años, y en ese entonces sostenía: “Todo ha cambiado, con la política de hoy no me encuentro, hay que dar una batalla cultural.” En la Revista Humor de 1984 agregaba: “En el exilio he descubierto una dimensión cultural a la que antes no había tenido acceso, porque buen foquista consideraba que los únicos artista que valían la pena eran aquellos que tomaban las armas, o que participaban en la lucha armada por la liberación” (…)” esa concepción es la que te hace transformarte en un tipo sectario, dogmatico, que no te permite tener amplitud de criterio, te hace mutilado”.

El 19 de julio de 1988 falleció en Tilcara de un ataque al corazón, seguramente deteriorado por las torturas sufridas durante los largos encarcelamientos que sufrió.

Es necesario recuperar el pensamiento y acción de Cacho el Kadri, en esta etapa histórica que vive nuestra patria y toda Latinoamérica, la Patria Grande, recuperando y reconstruyendo nuevos mástiles para nuestras históricas banderas de la Patria Justa, Libre y Soberana.

“No aprendimos a manejar escuadras ni tiralíneas, ni a considerar que lo posible es la medida del realismo, ni que se hace política con marketing ni operadores. Los hijos de Perón sostenemos que es realista pedir lo imposible; o que podamos alcanzar las estrellas aunque estén muy altas, o que se puede o se debe vivir como hermanos.

“Los hijos de Perón fuimos duros y tiernos, serios y jodones, dialoguistas y apretadores, enamoradizos y olvidadizos, cantores y gritones, apresurados y retardatarios, pobres y pobrísimos.

“Nosotros pobres de solemnidad, pobres vinimos al movimiento, pobres les servimos, aún cuando millones pasaron por nuestras manos, y pobres seguiremos hasta el día en que nos vayamos a jugar con el viejo arriba en alguna nube.

Pobre ejemplo les dejamos a los que por ser nietos de Perón, tendrían que saber que la política no es un medio para enriquecerse, ni servirse para trepar y trepar”, decía Envar, Cacho, el Kadri en abril de 1984.

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