Texto perteneciente al compañero de CTA de La Plata, Gustavo Zurbano.

"Ustedes no nos matan, nosotros elegimos morir"... Vicki pudo elegir otros caminos...pero el que eligió era el más justo, el más generoso, el más razonado...No vivió para ella, vivió para otros, y esos otros son millones. Su muerte sí, su muerte fue gloriosamente suya, y en ese orgullo me afirmo y soy quien renace de ella.

Fragmento de "Carta a mis amigos", Rodolfo Walsh, 29 de diciembre del ´76, narrando el suicidio de su hija Victoria, durante un ataque perpetrado por 150 efectivos de las fuerzas conjuntas, con tanquetas, granadas y armas pesadas, para exterminar a 5 militantes reunidos en lo que se conoce como Masacre de la casa de calle Corro, en Liniers.

Ustedes no me proscriben, porque yo no seré candidata, es la síntesis del final del alegato en el cual Cristina, una vez más, denunció a la mafia judicial que la condena.
En ajedrez, sacrificar la dama es una táctica que sorprende, y que suele adoptarse para contraatacar en mejores condiciones.

En ese sentido, el anuncio de Cristina logra un primer objetivo. Sorprende. A propios y a extraños.

A propios, en primera instancia, provocando una sensación de desamparo, aunque esto no sea lo único.

A extraños, porque les sustrae el objeto de deseo. Esto es, la figura de la potencial candidata enchastrada de acusaciones y condenada.

Las derechas neoliberales han construido su discurso hegemónico, escondiendo sus ilimitadas ambiciones detrás de un bombardeo constante de denuncias y noticias falsas.

Eligen el blanco, lo calumnian, lo reproducen por los medios para que algún alcahuete lo lleve a tribunales, y allí un grupo de jueces esperan voraces, porque saben que serán premiados con las sobras con las que sus amos los extorsionan, y a la vez controlan.

El caso de Lago escondido ahorra palabras y ejemplos.

Lugo en Paraguay, Zelaya en Honduras, Correa en Ecuador, Chávez y Maduro en Venezuela, Evo en Bolivia, Dilma y Lula en Brasil, Petro en Colombia, Cristina en Argentina y ahora mismo Castillo en Perú, han sido y son, con distinta suerte, víctimas de este mecanismo.

El éxito de la operación se alcanza convencenciendo a la mayoría de la población que las conquistas sociales no son tales, sino tan solo engaños de quienes acceden a los cargos con el propósito de enriquecerse, y buscar protección tras los fueros.

La difamación como método no es nuevo. En nuestro país la padecieron Yrigoyen, Perón, Eva, Illía y muchos otros líderes populares. La novedad de la última década la brinda la sincronicidad que el poder real ejerce, en los movimientos entre sus empleados de la política profesional, de los medios masivos de comunicación y del sistema judicial. Todo ello amplificado por el dominio global que tienen sobre las redes sociales. En las cuales quien por decisión o ingenuidad se sale de las permisos que otorga el Big Brother, y termina seguramente bloqueado, censurado, o como gusta decirse ahora, cancelado.

Esto último es lo que busca el simulacro de fallo que conocimos contra Cristina: Cancelarla, verbo que tiene por sinónimos anular, liquidar, extinguir. En otros períodos recientes de nuestra historia, con métodos más cruentos pero con similares propósitos, el verbo era desaparecer.

Los hechos del 2 de septiembre en la puerta de su casa, y ella misma varias veces y ahora luego del fallo, han revelado sin lugar a dudas que el poder real la quiere así. Presa o muerta.

Y por ello, como con Lula, Evo y los otros, ese poder descerrajó toda su artillería para borrarla de escena. De la escena que ellos mismos van construyendo. Donde la democracia es un sistema que solo propone el convite de votar cada dos años. Donde la república no es cosa pública, sino un coso pútrido servil al poder. Y donde la política se convierte en la herramienta para transformar...las cuentas offshore de los monopolios.

De ese escenario pretenden borrarla. Para vencer la resistencia que hasta acá les ha impedido concluir con la obra, que pretende transformarnos a todos en simples mascotas.

Entonces, cuando al juez le mueven los hilos para que balbucée la estocada final, ella avisa: si han montado todo esto para evitar que yo juegue a este juego, han trabajado en vano. No son ustedes los que me proscriben, soy yo quien decide no participar.

Y entonces, los condenadores quedan condenados. Condenados a diseñar una política a la que, con el movimiento de sacrificar la dama, se le sustrajo el leit motiv de toda su táctica y estrategia.

La corrupta, condenada, autoritaria, voraz y maligna, les regala el escenario. Lo hace en salvaguarda de sí misma y de su representación política. Y en un mismo movimiento, le quita al contrincante su principal arma.

Y sorprende, tal lo dicho, a propios y extraños.

Que los extraños se hagan cargo de lo suyo, y si acaso se equivocan, que nadie los distraiga.

Entre los propios, con esa sensación de desamparo que es además una interpelación.

Cristina no es uno de los mejores cuadros contemporáneos únicamente por sus innegables dotes individuales. No toma decisiones como la que acaba de anunciar por un arrebato temperamental.

Cristina, en cuanto sujeto social, condensa la síntesis de lo mejor de la generación diezmada, de la que es sobreviviente y fiel intérprete. Nació en la región que parió el 17 de octubre. Se horneó junto a los hijos de las Madres, bajo los mismos tilos que luego vieron nacer a esas Madres, a Abuelas, a HIJOS y mucho más acá a NIETES.
Cristina diputada, senadora, dos veces presidenta y ahora vice, sabe entonces que la concreción de sus sueños, que como los de Victoria Walsh son los sueños de millones, no lo garantiza la obtención de un cargo. A los que piensan así les propone que se busquen otro laburo.

Ella entiende en cambio, que son los principios, las convicciones, la militancia y el amor a su Pueblo, las banderas que no está dispuesta a arriar.
Por eso defiende la República con poderes independientes, y junto a su compañero propició una Suprema Corte que fue orgullo local e internacional.

Por eso gobernó democratizando la democracia, llenándola de nuevos derechos para las mayorías, y aún para las minorías desplazadas.

Y por eso comprende la política como el bastión innegociable y único, desde donde se puede transformar la realidad.

Y es allí donde se atrinchera, y como Vicky, proclama ; no son ustedes los que me ordenan, soy yo la que decido.

Con los mismos principios, con los mismos ovarios, pero con una ventaja táctica sustancial. Vicky no tuvo otra alternativa digna. Cristina si.

Y su alternativa somos nosotrxs.

Vivimos un mundo post pandémico y en disputa, en el cual las derechas se han reordenado y el capital hiperconcentrado.
Los Pueblos del mundo estamos en riesgo, y el avance neofacista en Europa da cuenta de ello.
Del Río Bravo hacia el sur las condiciones políticas son más promisorias, pero la desigualdad que reina en la región es una bomba de tiempo para las débiles democracias que conquistamos.

En condiciones distintas y con particularidades de época vuelve a ser, como ya lo fue hace más de medio siglo, la hora de los Pueblos.

A nivel regional es la hora de reconstruir los lazos de Mercosur, Celac, Unasur o estructuras sustitutas, y sin duda de pensar en un banco regional y una unidad común de cambio.

Y dentro de nuestras fronteras, es la hora de construir un gran frente nacional, democrático, popular, latinoamericano y feminista, que reestablezca el contrato social, y sea capaz de dar batalla en un solo puño, en los distintos frentes que esta mafia paraestatal tiene coptados nuestros derechos.
Con unidad, con ingenio, creatividad e iniciativa, que es patrimonio de nuestra historia.
Con la tenacidad con la que juzgamos a lxs genocidas. Con la intrepidez con la que acudimos a tribunales internacionales. Con la valentía intelectual con la que inventamos los Juicios por la Verdad. Con la convicción con la que derrotamos el 2x1. Con la audacia con la que realizamos la Consulta Popular que coronó en la AUH.
Son infinitas las herramientas para echar a andar el potencial acumulado y contenido que como Pueblo podemos y debemos poner en marcha.

Cristina le dijo a ellxs que se baja.

A nosotrxs nos dijo que está dispuesta a hacer lo que tenga que hacer.
Acorralada en la cancha de ellxs, hizo con ellxs lo que debía hacer. Desarmarlxs, confundirlxs, sorprenderlxs y denunciarlxs.

Está en nuestras manos construir las condiciones para que ella siga cumpliendo con lo que nos dijo a nosotrxs. Y al fin de cuenta, una cosa que el neoliberalismo aún no ha podido transformar, es aquella premisa que coloca a los Pueblos como motor de la historia, y como artífice de su propio destino.

Y de esa historia, nuestra historia, no oiremos jamás a Cristina anunciar que se baje, porque junto a Néstor ya es parte de ella, y con él, culpable de los mejores años de nuestras vidas.

Por eso, como escribió Rodolfo Walsh, seamos entonces nosotrxs ahora, quienes renazcamos de Ella.

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