Durante los días 1, 2 y 3 de junio tuvo lugar en Bruselas el Congreso Estatutario de la Confederación General de Trabajadorxs de Bélgica (FGTB). Allí estuvo Marta Scarpato, coordinadora en Europa de la Secretaría de Relaciones Internacionales de la CTA-T.

Se trató de un Congreso combativo, propositivo y dialogante, donde más de 1400 delegadxs de las federaciones que integran la central belga definieron su plan de acción para los próximos cuatro años. El evento contó con el saludo de Guy Rider, director general de la Organización Internacional del Trabajo y la presencia de Oliver Ropke, presidente del Grupo Sindical del Comité Económico y Social Europeo, como así también de la secretaria general de la Confederación Sindical Internacional, Sharan Burrow.

A continuación, compartimos el informe de Scarpato en el que detalla los asuntos que se discutieron en el Congreso:

En primer lugar, se habló sobre la firme exigencia del mantenimiento de la indexación salarial. Bélgica junto con Malta y Luxemburgo son los únicos países de la Unión Europea que mantienen esta medida, una conquista histórica del movimiento sindical hoy día fuertemente amenazada, acusada de ser competencia desleal por el empresariado europeo.

Asimismo, la demanda de que la Ley de moderación salarial de 1996 sea rectificada profundamente, en el marco de la libertad a la negociación colectiva. Las enormes ganancias registradas durante la pandemia y ahora con la guerra en Ucrania -la famosa renta inesperada- deben posibilitar aumentos salariales indispensables ante la creciente inflación y el costo de la energía y los alimentos y no beneficiar exclusivamente a los accionistas de esas empresas. La FGTB sigue reclamando que se acelere el proceso para llegar a un salario mínimo de 14€/hora o 2300€/mes. Actualmente y gracias a la persistente acción sindical es de 1.500€ también reclaman que el Impuesto al Valor Agregado sobre el gas y la electricidad sea reducido del 21 al 6%.

Respecto de la flexibilidad laboral, exigen que se frene la carrera vertiginosa iniciada en ese sentido hace años. Las modificaciones en la condiciones de trabajo deben ser sometidas a la negociación de un convenio colectivo, inclusive para los trabajadorxs de la economía de las plataformas.

Luego, en relación a la reducción de la jornada laboral, se definió que no puede hacerse a través de un experimento, como el que anunció hace unos meses el gobierno belga: 4 días a la semana, pero con jornadas de 10 y 12 horas. Un ataque a la conquista de las 8 horas de trabajo. La FGTB propugna una reducción colectiva del tiempo de trabajo, sin pérdida salarial y con contratación compensatoria. Esta será una de las prioridades de su acción en los próximos 4 años.

Otra tema fue el rechazo a la modificación de la edad jubilatoria. Reclaman el regreso a los 65 años de edad y 40 años de trabajo, para acceder a una pensión completa. Hoy es de 67 años y de 45 años de contribuciones ininterrumpidas.
Por otro lado, un debate muy serio se está dando en estos momentos en el país. El gobierno, en particular los grupos políticos más neoliberales (el Movimiento Reformador-MR) que integran la coalición VIVALDI en el poder, pretende penalizar a los enfermos de larga duración que no acepten regresar al trabajo. La FGTB rechaza con energía ese intento. El regreso al trabajo debe ser producto de una decisión médica y psicológica y no una imposición gubernamental.

Sobre las progresividad de todos los impuestos, sostuvieron que debe ser reforzada. Demandan que aumente exención impositiva para los salarios bajos y medios. Todas las empresas deben pagar impuestos sobre sus ganancias, cosa que hoy día no sucede. Reclaman un impuesto de las sociedades mínimo y efectivo del 25%. Y las ganancias extraordinarias deben ser objeto de una imposición suplementaria. La FGTB propone el establecimiento de un registro patrimonial y un impuesto anual progresivo (del 0,5 al 2%) sobre bienes de un millón de euros y más (excluida la habitación familiar).

Y sobre el control de Estado hacia los sectores estratégicos, sostienen que la energía debe ser nacionalizada. Por ejemplo, el transporte ferroviario no debe ser privatizado en ningún caso. El estado debe invertir masivamente en infraestructura, recursos y personal en los servicios públicos. La pandemia ha demostrado su carácter estratégico.

En relación a la representación sindical, subrayaron que todxs lxs trabajadorxs deben beneficiarse de ella, desde las más pequeñas empresas hasta las mayores. Otra lección extraída de la pandemia demuestra el papel esencial que cumplen los delegados sindicales en tiempos de crisis. Y los delegados sindicales deben ser reconocidos y respetados. En Bélgica se ha sucedido últimamente condenas de prisión (en suspenso) de 6 meses a más de un año, de delegados sindicales por hacer su trabajo sindical.

La FGTB participa activamente de la solidaridad sindical en Europa y otras regiones del mundo, ante el aumento de la violencia antisindical en tantos países propone la creación de una Red solidaria para responder de manera rápida y eficaz a las agresiones que sufre el movimiento sindical.

Varios momentos del Congreso fueron dedicados a denunciar la amenaza de la extrema derecha. La organización sindical debe ejercer de manera permanente su rol de contrapoder y la formación de los delegados sindicales debe prestar atención a este tema. Los representantes de los trabajadores en el lugar de trabajo, pero también en la sociedad deben enfrentar con argumentos sólidos a los personajes o grupos extremistas que tratan de manipular al mundo del trabajo, algo que ocurre lamentablemente en Bélgica y muchos países de la UE. ¡Jamás, en ningún lado, la extrema derecha ha servido a los intereses de los trabajadores!

En ese sentido el Congreso aprobó un Código de Conducta sobre el racismo, la discriminación, el acoso y la violencia en el mundo del trabajo y ratificó su solidaridad con Palestina y Cuba. Pidió que el gobierno belga reconozca a Palestina como un Estado de pleno derecho y exigió el fin del bloqueo contra el pueblo cubano.

Asimismo, el Congreso se pronunció por la inmediata ratificación del Convenio 190 de la Organización Internacional del Trabajo, algo que todavía no ha realizado el gobierno belga.

Por último, preconiza una política de migración y asilo digna. Rechaza con energía los recientes mensajes que, a propósito de la guerra en Ucrania, pretenden distinguir (en verdad discriminar) entre “refugiados y migrantes buenos y malos”.

En la sesión final, fue sometida a votación la reelección de Thierry Bodson y Miranda Ulens como presidente y secretaria general, respectivamente, lo que fue aprobado por unanimidad.

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