De mar, de tango, de luchadores anarquistas de principios del XX, de mate, de resistencia, de piropos y levantes, de indignación de clase ante la injusticia, en esa madera estaba forjado German y por esa madera nació peronista, porque German no se hizo peronista algún día, no, para German no existía otro destino.

Todavía recordamos con cuanta lucidez y coraje debatía, allá a principio de los noventa, en ámbitos hostiles, en las condiciones más desfavorables, sobre nuestra identidad de trabajadores estatales y la necesidad de comprometernos en la defensa del rol del Estado como herramienta de desarrollo y soberanía nacional, acorralado por el final de la historia, algunos mercaderes de ideologías infames estaban creídos y pretendían convencernos de que esto era una verdad irreversible, peor aún, irrefutable. Todavía se escucha la sentencia burlona, descalificadora, de ese hombrecito de anteojos y postura servil, fiel lacayo de esas empresas interesadas en el país, para expoliarlo claro, “… Abdala, Abdala, vuelva a ser un dirigente gremial, se me pasa a un intelectual, folclórico, filosófico, Doña Rosa se está diciendo, ¿este me representa a mí?”.

Pero German también luchaba en condiciones desfavorables contra ese enemigo que finalmente lo abatiría, el cáncer, sin embargo con entereza y dignidad batallo contra el con la misma hidalguía con la que defendía sus principios, que eran los nuestros.

¿Dónde se pararía German hoy? Parafraseando a Neustad, seguro en la vereda de enfrente de una Doña Rosa cacerolera y gorila, tal cual la concibiera Don Bernardo.

La ausencia agiganta tu figura, tu rostro es bandera y consigna, necesitamos de tu claridad conceptual para terciar en la confusión en la que han caído algunos que entonces caminaban a nuestro lado.

Hoy, la consecuencia de tus palabras nos marcan el derrotero que debemos seguir, porque somos trabajadores y respondemos solo al mandato de nuestros compañeros, es ahí y desde ahí donde debemos protagonizar la historia, ese es tu legado, donde nos referenciamos y no traicionaremos.

¡Hasta la victoria siempre, German!

Marcelo "Nono" Frondizi

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