Primero se encendió el fuego de la memoria para recordar a las ancestras y los caminos que ellas recorrieron, para poder recuperarlos. Las banderas, coloridas, de los distintos pueblos originarios se entrelazaron en forma de caracol, en el piso. Se prendieron velas, se quemó incienso, se hicieron ofrendas. Al frente de la expresión ceremonial cosmogónica, la líder maya, de Guatemala, Lolita Chávez, pidió saludar al sol –que empezaba a asomar en el cielo platense de este territorio querandí, después del tormentón y el diluvio del sábado—y también a la luna. Fue el preámbulo de la poderosa asamblea de feministas de Abya Yala –expresión que le da sentido y pertenencia a los pueblos indígenas de Latinoamérica— que estalló de participantes, sobre todo jóvenes, frente a la glorieta de la Plaza San Martín, uno de los puntos neurálgicos de este #34Encuentro: a lo largo de las más de tres horas en que se extendió, se reafirmó la identidad Plurinacional de Mujeres y Disidencias del Encuentro, y se escucharon referentes de distintos pueblos originarios de la región, que enumeraron las luchas que hoy las (nos) hermanan: contra el capitalismo, el neoliberalismo, el extractivismo, el racismo, el colonialismo, el patriarcado y el machismo. “Protegemos nuestro cuerpo como nuestro primer territorio de defensa”, sintetizó Lolita Chávez y promovió un abrazo colectivo y feminista: “Nos queremos y nos cuidamos”, afirmó. Y en cada rincón, de esa multitudinaria asamblea al aire libre, los abrazos, las abrazas, entre conocidas y recién conocidas, se multiplicaron.