Carta Abierta número 24
1) Con los métodos y particularidades del siglo XXI las oligarquías financieras, el poder económico concentrado –que hoy incluye a los monopolizados medios de comunicación– y la superpotencia hegemónica del continente han construido una trama, para desterrar no sólo las experiencias de soberanía efectiva, sino también para destruir naciones, disolver movimientos, dividir a los pueblos, degradar la política, y naturalizar un sistema de explotación y exclusión. Han actuado para crear las condiciones de sometimiento que permitan el despliegue de las políticas neoliberales del capital financiero y el arrasamiento de derechos e identidades de naciones y pueblos. Aunque hay estrategias específicas en cada país, las ofensivas desatadas sobre Brasil, Argentina y Venezuela incluyen inocultables rasgos de similitud: desacreditación de las políticas redistributivas y los programas sociales de carácter universal, denuncias de corrupción e intensas campañas de manipulación mediática. Sin embargo, la página no ha sido dada vuelta y pese a la ofensiva restauradora en marcha, la resistencia del proyecto liberador es una marca persistente de la época.