Los intelectuales invitaron a representantes de organizaciones sociales afectadas por las medidas de Macri. Debatieron frente a los autoconvocados.
“Los árboles son altamente inspiradores para la resistencia, ellos se adaptan a todos los climas”, recitó Horacio González a todos los que se acercaron ayer al mediodía al Parque Centenario para participar de la primera asamblea del año de Carta Abierta. “Veo los ombúes, los alerces y otras especies que nos rodean”, dijo, describiendo el paisaje de la plazoleta a un costado del mástil, sobre Leopoldo Marechal, a esta altura un símbolo de las convocatorias kirchneristas pos 22 de noviembre. En mantas y reposeras, en grupos de dos o tres, o en compañía de sus mascotas, el público asentía, intentaba seguir el hilo del ensayista y ex director de la Biblioteca Nacional. “Estamos acá en una clase de botánica, para nuestra resistencia, palabra tan inaprensible. Los árboles son una muestra de pluralismo y a la vez un ejemplo por su capacidad de entremezclarse, de agruparse. Nos sirve como forma vivaz de pensar el encuentro en la diversidad”, reflexionó. La idea de pensar las formas de oposición, el cruce entre las movilizaciones callejeras y la disputa institucional, y el problema de la unidad del FpV fueron ejes centrales en la mayoría de los discursos, que tuvieron como protagonistas no sólo a los intelectuales del espacio convocante sino, sobre todo, a representantes de organizaciones sociales y colectivos golpeados por las medidas de los primeros 40 días de gobierno de Macri. “La derrota supone una crisis, y hay que reconstruir un frente social y político de las mayorías, desde el piso que significaron estos doce años de conquistas”, resumió Eduardo Jozami, quien cerró la jornada.
Cerca de las 11 y media de la mañana, Carlos Girotti, referente de CTA y Carta Abierta, dio por inaugurada la jornada. “Esta vez, más que una asamblea, vamos a hacer un acto, un acto político, sin renegar del carácter cultural de nuestros encuentros, pero sobre todo vamos a intercambiar entre compañeros y compañeras que están encabezando las luchas populares”, introdujo, y el público comenzó a arrimarse cerca de los parlantes. Algunos llevaban las sombrillas con el logotipo de Carta Abierta, para protegerse del agobio del sol. Otros buscaban refugio en las sombras de los árboles. Hombres y mujeres usaban gorras y sombreros para taparse del sol. Ya entonces, la reflexión sobre la derrota electoral y las formas de resistencia empezaron a escucharse. “Así como lo hicimos en 2009 en el Parque Lezama, cuando nos supo visitar Néstor Kirchner en el peor de los momentos y nos recordó que la victoria es una construcción social, estamos ocupando otra vez el espacio público, el espacio preferencial de la lucha popular, haciéndonos cargo de las horas que nos tocan vivir”, continuó Girotti antes de presentar a los invitados.
El primero en tomar la palabra fue un delegado de base del Grupo 23, cuyos trabajadores mantienen desde hace un mes medidas de fuerza contra el vaciamiento de la empresa y en reclamo de salarios y aguinaldo atrasados. “Somos una voz que desde el campo popular denunció a las corporaciones. Cerrar los medios del grupo no sólo significa dejar familias en la calle sino que se apague una voz rebelde en este contexto”, dijo el delegado, quien al concluir le pasó el micrófono a Lito Borello, del comedor Los Pibes. “Los cortes de ruta por Milagro Sala son una muestra de la vitalidad del pueblo cuando sale a la calle”, dijo el dirigente social. “¡Libertad a Milagro Sala!”, exclamó, acompañado por los aplausos del público. Lo siguieron Jorge Winter, investigador del Conicet; Silvina Segundo, de la Asociación de Abogados y Abogadas en Causas de Lesa Humanidad; Silvio “Nono” Frondizi, referente de CTA; y Silvia Díaz, de la Confederación de Cooperativas de Trabajado de la Argentina.
Gramática de gobierno
“No vemos soberanía nacional ni pluralismo en el nuevo gobierno”, analizó González en su tramo más coyuntural. “Usar la palabra paraguas para referirse a Malvinas, en un contexto diplomático, es deplorable. Poner en un paraguas significa poner un freno”, criticó. “¿Si no puso a Malvinas como prioridad en el plano internacional, como va a poner los derechos humanos como prioridad acá?” se preguntó y reclamó la libertad de Sala.
“Hay que aprender la gramática de Cambiemos. Derribar aviones, como repiten y repiten, es un método de gobierno. Y el disparo letal, una metáfora de lo que son”, remató, antes de proponer, en un inglés “como el de Macri”, el término “oporesist”, para describir el rol de los autoconvocados, que festejaron la ocurrencia. “Esta plaza está dirigida a los diputados”, fue la frase más política, que escondió un mensaje interno a tono con el espíritu de las plazas.
A su turno, Daniel Gollán, presentado como “el ministro de Salud del gobierno popular”, advirtió que la intención del nuevo gobierno de suscribir a los tratados bilaterales de la Alianza del Pacífico significa “que el manejo absoluto de las patentes de medicamentos quede en manos de las multinacionales” y advirtió que “el PRO está vaciando la salud pública”. “Pasamos momentos difíciles, pero debemos tener confianza en el pueblo, en lo sembrado en estos 12 años”, concluyó.
Frente social y político
“Sufrimos una derrota, pero no estamos derrotados”, exclamó un Rubén Dri entusiasta, que recordó “las montoneras federales, la resistencia del 55, de los 60, de las Madres” para advertir que “el movimiento popular ya ha vivido momentos similares a éste”. Dri festejó las plazas autoconvocadas y llamó a “crear poder popular, desde abajo”. “Nos habíamos acostumbrado mal, a festejar. Estaba bien, pero perdimos un poco el músculo de la lucha, que tenemos que recuperar”, advirtió.
En el mismo sentido se expresó Taty Almeida, de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora: “Me preguntan si tenemos miedo. Jamás. No le tuvimos miedo a los milicos, menos ahora.” “Cuando cantamos vamos a volver yo siempre digo, no nos fuimos nunca, eso es lo que ellos (por el Gobierno) quieren, siempre vamos a estar”, siguió y añadió que de Macri “no puede decirse democrático con una presa política y avasallando el derecho al trabajo, a la dignidad”. “Chicos –dijo como últimas palabras– me doy el lujo de llamarlos chicos a mis 86 años, nunca nos fuimos, ni nos vamos a ir. Si las Madres pudieron, por qué todos nosotros juntos no vamos a poder”.
“La amplia mayoría del pueblo no quiere al FMI, ni quiere desempleo, ni quiere represión. Nuestra tarea es articular, no caer en la dispersión de los 90, que llevó mucho tiempo superar. Hay que construir el frente político capaz de volver a ganar, que pueda representar a todos los sectores sociales, sin mezquindades”, reflexionó a su turno Jozami, que recogió varias de las posiciones sobre el tema que fueron vertiendo los oradores. “Ellos saben que cuando una fuerza que representa al conjunto se enfrenta a un gobierno, el gobierno tiene los días contados”, dijo para resumir “las conclusiones de este encuentro”. Al retirarse, el público buscaba la sombra y seguía conversando de política.
Informe: Matías Ferrari.
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