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Escribe Manuel Alzina
Hebe: Pasión por Néstor
Nuestro pueblo, como todos los pueblos, tiene su árbol genealógico de la ética. Hebe de Bonafini además de ser la madre del pueblo argentino, es de esa madera de dirigentes que parió nuestra tierra. Esa misma tierra que parió a tantos luchadores a través de nuestra historia, que parió a sus hijos, entre los que esta Néstor Carlos Kirchner. La ética de Hebe, el ejemplo de Néstor y la participación de miles de jóvenes en la política iluminan el camino del futuro que es hoy.
-Bueno Hebe contanos un poquito el pasado de aquella mujer ama de casa de La Plata, que no pensaba en política, que no participaba, ¿cómo es el recorrido de tu vida?
Yo no participaba en política, siempre cuento lo mismo, yo ayudaba a mis hijos, mas como madre protectora que como consciencia política, mis hijos me decían mama por qué no lees un poco. No guardes, guardas los platos ahora para sacarlos a la noche, todo ese tiempo ahórralo, lee. Para hacer política están ustedes, pero les daba una mano si había que cuidar un nene de una piba que tenía que ir a una reunión me lo traían, aprendí que no había que decir el nombre, que no había que decir la calle, que había que llevarle comida a un pibe que estaba escondido no se donde, yo se lo llevaba, esas cosas hacia. Y ahí fui entendiendo la entrega de ellos, pero no como una tarea política ¿no?
Cuando empezó esta campaña para ensuciarlas recibieron muchísimo apoyo popular: ¿qué es lo que más te conmovió de los apoyos?
Yo digo que algunos fueron sorpresa como son los jueces. Muchos jueces que mandaron cartas, a mí eso me sorprendió. Después, las cosas más chiquitinas si querés: que vengan nenes con corazoncitos y los peguen en las paredes y no sabemos de quiénes son y los dejen; de personas que nos traen dinero, que no conocemos quiénes son. Hay una persona que hace un trabajo, además de ser enfermera, y ese trabajo es para ayudar a las Madres, se sube a la combi me da la plata. No me ha dicho como se llama, yo le digo decime aunque sea cómo te llamas. "¿Para qué?, yo soy una más de la Plaza", siempre me dice ella.
Después, de gente que no es rica, que no tiene mucho dinero, pero que viene con 500 dólares, que es un montón. Entonces todo eso hace al sostén, yo no estaría parada ahora si no fuera por la solidaridad, por la Plaza, por todo lo que me ayudó también el Gobierno. La gente del Gobierno me amparó, me apoyó viniendo, haciendo actos con las Madres, todos los ministros, eso también es muy fuerte. La CTA también, hizo un acto muy lindo y nos dio un hermoso premio. Son cosas que te van sosteniendo en esto que son 5 meses y todavía no paró. La gente no se da cuenta que pasó tanto tiempo.
-Pasó tiempo, y pasó tiempo también del acto ese por la Ley de Medios donde vos hablaste enfrente de Tribunales. Hoy la Ley de Medios se está aplicando, entonces, teniendo en cuenta que las Madres tienen un montón de herramientas de comunicación, ¿cómo están funcionando esas herramientas hoy?
Vos sabés que lo único que habíamos cerrado era la revista, porque vimos como se vino todo abajo porque se robaron todo, se llevaron todo, además de llevarse los papeles. No teníamos cómo empezar, nada. Todo lo picaron. Lo que no se llevaron, lo picaron. Dos máquinas picadoras tuvieron. Entonces, llamamos a la gente que habían echado para que nos dijeran cómo hacer. Empezamos a ver que había que cerrar, porque no había plata para seguir con nada, no había plata para pagar. Bueno, dijimos, lo más fácil de cerrar y lo que nos cuesta plata es la revista. Entonces, dijimos, la revista no sale más.
Cuando se entero la gente de SUTERH, me pregunta un compañero ¿por qué no sacan mas la revista? Porque no tenemos plata. ¿Sos loca? Te la sacamos nosotros. Y entonces volvió a salir ya el mes pasado, que es lo único que habíamos cerrado. Lo demás todo funciona con mucho esfuerzo. Esta también la Radio y todo, todo, porque se ha conseguido el sostén. Para la Universidad hay un montón de cosas para llevarla adelante.
No se cerró nada, ni el bar, porque en el bar tuvimos que echar a toda la gente, que era de ellos, que nos robaban. Bueno, un desastre y entonces la gente de Cocinando Política se tomó la tarea. Me están dando una mano como pueden. No es que saben mucho de cocina, pero bueno. Y ahora hay un amigo que me dijo que se va a hacer cargo, un poquito más adelante. Vos sabés que ese lugar, ese taller Cocinando Política, ha tenido una repercusión enorme, además de que la gente va a todos lados, se ha construido un grupo muy homogéneo. Ahora la gente de Cocinando, el taller, está atendiendo gratis el bar, hay gente que trabaja en un banco, viene a las 8 de la mañana limpia las mesas, limpia el piso.
Una chica que tiene un cargo muy alto, tiene 400 personas a su cargo, pone las mesas, limpia el piso, prepara el café, se va al banco, se viste de banquera, termina el banco y se viene a atender de nuevo el bar. Hay cosas que no se pueden creer y eso me parece maravilloso. Muestra cómo se hizo fuerte el grupo. Este año han venido muchos funcionarios, vino Aníbal Fernández, vino Boudou, Mercedes Marcó del Pont. Entonces eso le da mucho prestigio también, porque ellos vienen y hablan. Boudou lavó los platos. Yo decía "este no debe saber lavar los platos", pero sabía y bien. Lavó todas las asaderas donde habíamos hecho pizza para 70 personas. Lavó todo lo que comieron 70 personas. Aníbal Fernández se puso el delantal y presento el libro de las Zonceras, pero con delantal de cocina. Así que fue muy gracioso.
-Les has hecho entrevistas a muchos…
Hicimos muy buenas entrevistas, muy lindas. Todas tienen su sabor. La de Maradona me llegó muy profundamente, no porque Maradona sea el mejor jugador del mundo, sino porque cuando nos pusimos a hablar lloramos los dos. Porque empezó a contar la historia de él, de la pobreza que tenía y yo me empecé a acordar de como éramos nosotros también y era como que estábamos compartiendo los dos lo mismo. Y él también lloro y entonces me parecía muy fuerte. A un tipo que es tan fuerte, que dice tanto, que patea y juega de repente verlo así como si fuéramos madre e hijo, me conmovió mucho.
-Eso tuvo un ida y vuelta en el ámbito del futbolístico y humano, porque después en la Revista La Poderosa, varios futbolistas salieron a apoyarlas ¿no?
-Fue muy bueno lo de Tévez. Con el pañuelo se pasó. Lo amo a Tévez. A ese sí que le quiero hacer un reportaje, pero bueno, es difícil. Maradona como tiene la mujer que le hace todo, yo hable con Claudia y ella enseguida consiguió la entrevista. Pero Tévez está rodeado de otro grupo de gente, que yo sé que sí traspaso a eso, él. Y lo va hacer pero no he podido hasta ahora. Vos sabés que a Maradona cuando él estaba muy mal, muy mal, yo quería hablar con él, pero no quería que nadie se enterara porque no iba yo para que la gente se entere. Yo quería hablarle, hablarle como madre, no sabía si iba a servir, pero quería hacerlo. No sé cómo se entero un periodista, no se cómo se enteran de todo, o si tiene el teléfono mío tomado y me persiguieron de tal manera que no lo pude hacer, porque yo no quería que fuera la prensa. Ya voy a encontrar la manera de llegar también a Carlos Tévez.
-En estos días, León Gieco presento su nuevo disco que se llama Desembarco y dijo que se inspiro en ustedes y el ECuNHI (Espacio Cultural Nuestros Hijos). ¿Cómo nació la idea del desembarco?
-Bueno, el tema es que nosotras le habíamos pedido a Néstor ese lugar. Le dije: "mira yo no quiero museo, ni muertes. Yo quiero mostrarle al mundo que donde hubo muerte, las Madres vamos a poner vida. Porque la vida siempre le gana a la muerte". Néstor me dijo: "mirá que son los últimos que se van a ir porque todavía está ocupado". "Yo espero", le dije. Cuando Néstor nos dio el Espacio, con las Madres le propusimos a Teresa Parodi si quería dirigir ese lugar.
Teresa me dijo que si, y le digo "bueno el sábado que viene lo tenemos que abrir". "No tenemos un peso", me dice Teresa. "Mira -le digo- es fácil abrir cuando uno tiene plata. La cosa es hacerlo sin plata. La llamé a Renata Schussheim, y le pregunte cómo se representa la vida en un escenario. "Cuando vos ponés un escenario -me dice- se representa con soles y flores". Entonces le pedí a toda le gente que trajera pintura y pinceles y que pintara todo ese lugar de soles y flores y que era un desembarco. Era un desembarco de la Madres a ese lugar. Un montón de pibes del Bicentenario hicieron soles y flores en cartulina grande, que andan por ahí un montón todavía, y llenaron todos los canteros de la entrada de flores y soles, y vinieron miles de personas y se llamó desembarco.
-Hablando de soles y flores, fuiste muchas veces a Cuba, incluso una vez en el 2000 hablaste en el acto del 1 de mayo. Cuando lo ves a Fidel y a los compañeros de la revolución, ¿qué sentís?
Estar en Cuba es estar en medio de la revolución. Por eso estoy tan feliz ahora, porque Cristina y Néstor hicieron la revolución sin que cueste vidas, sin que haya persecución, sin que haya nadie que te tape la boca, y me parece que es una maravilla conseguir la revolución, la transformación de lo que los chicos querían, sin que haya que pasar por nada de eso. Me parece que es un avance político maravilloso, como ejemplo para la juventud ¿no? Cuando veo el monumento a Evita… Ahora, hace poquito estuve con Cristina, yo le decía: "vos no sos Eva, pero ya podés hablar como ella, vos no sos Evita pero ya tenés todas las condiciones y más también. Eva tuvo que luchar con mucha gente y tenía el apoyo toda la masa trabajadora". Yo a Eva la amo, yo siempre digo que ella amaba a los fanáticos. Yo soy una fanática de la lucha y me encantó ayer cuando la vi Cristina con una imagen de Eva en la mano, que salió en todos los diarios.
-En mayo, en un acto en Ferro, a los jóvenes vos le diste un mensaje muy claro en ese sentido ¿Qué pensás de este momento histórico de tanta participación juvenil?
-Hay que ser muy cuidadosos: que los pibes se formen en política, pero que vayan dejando de lado muchas malas costumbres que hay de los que se burocratizan, de los políticos burócratas. Ellos tienen que mirar eso, por favor que no se copien en nada de eso, que no quiero nada para ellos de eso. Que no entren a una organización para ser concejales rápido, que se formen bien que sean solidarios, que sean enteros, que se jueguen que esto es la revolución, que lo tomen así, que los disfruten, que disfruten lo que hacen. Que no se cansen, que si se cansan no sirve. Me parece que tienen que ser rebeldes, fanáticos de lo que hacen, pero no ser burócratas. Porque en algunas oficinas y en algunos lugares que toman gente, yo veo que hay pibes que están medios adueñados del sillón y me da tristeza. No los quiero ver de traje y en un sillón. Los quiero ver primero pateando, pateando los barrios, los lugares de trabajo, después de un año o tres años después de ese laburo intenso, si estás bien fuerte podes sentarte en un sillón, si no, se te sube el escritorio a la cabeza, claro, porque eso es peligroso. “Tráeme un café, cerrá la puerta”. Empezás con eso y perdiste.
Hay valores por los que lucharon nuestros hijos que en ellos era tan natural, que nos los planteaban a los padres. Mi hijo era chiquito y un día vino y me dijo "Mamá, ¿para qué estudio?". Y bueno, yo le digo: "para que no seas como tu padre y que tengas que trabajar, que seas un profesional". "Ay mamá -me dice- pero hay que devolverle al país lo que el país te dio. Estamos estudiando gratis, yo no tengo que hacerme rico: yo pienso devolverle a mi patria lo que mi patria me está dando”. Tendría 15, 16 años y me dejó de la nuca. Te hacían cada perorata que te mataban.
El más chiquito, cuando empezó a ir al Nacional, que tenía 10 años y medio, vino un día y me dijo: “¿cómo lees el diario?” y yo leo los crímenes, los muertos y los chistes. “!No mamá! Hay que leer política nacional y política internacional y después si te sobra tiempo eso. ¿Para qué lees eso? ¿Para qué eso?…” y me dio una perorata de para qué tenía que leer los muertos, que de qué servía leer los chistes, que me mató. Son cosas que no te las podés olvidar. Son cosas muy concentradas, que las iban aprendiendo porque había profesores en las escuelas. Las obras de teatro que hacían y todo eso.
Todo era una enseñanza. Un día viene mi hijo mayor y me dice: “mamá hay que sacar una piba, hay que llevarla a una estación así y así. Van a venirte a buscar en una camionetita. Vos tenés que estar en la calle con un diario en la mano”, bueno, viste estas cosas. Bueno, me subo a la camionetita y ya estaba la piba. Una cara, pobrecitam de susto, estaba el lopezreguismo. Era esa época terrible y había que llevarla a una estación en Tolosa que queda en La Plata, pero venia con una cocina de gas. Ella no tenía ni ropa abajo, estaba con un gamulán y nada más, se escapaba, se notaba la cara de susto que tenia y me dice “¿usted me va a ayudar a subir la cocina?” y yo no tenía tanta fuerza.
Nunca le pregunte a mi hijo, porque yo nunca le preguntaba lo que hacía, pero me imagino lo que llevaría dentro de la cocina, que la tuve que subir al vagón de las bicicletas, a ella y a la cocina. No tenía un mango y yo decía qué entrega. Todos estaban conectados, preocupados. Eran como con un hilito: este con el camioncito, el camioncito era fulanito y yo tenía que estar en la cuadra. Era todo perfecto, estaba organizado perfectamente. Con una entrega y una preocupación y eran todos chicos. Eran todos pendejitos, no eran tipos grandes. Que sé yo, 19 años, 15 años. Después cuando terminaron, mi hijo mayor ya tenía 26, pero desde muy chicos tomaron esa responsabilidad y ese compromiso.
Y ese, no sé si exponerse, pero sí saber lo que les podía pasar. Como mucha gente dice “no, mi hijo no sabía lo que le podía pasar”. Sí que sabían, no te lo iban a contar a vos, pero las madres que estuvimos un poco más cerca por esta cosas... Mis hijos nos habían enseñado a mi marido y a mí y a la nena, a mi hija que está conmigo ahora, que no teníamos que decir ni los apellidos ni donde vivíamos. Pero mi marido era antiguo, a pesar de que era muy joven, era antiguo y a cualquier chico que venía, él le decía “Bonafini, a sus órdenes”. Y decía "por qué no tengo que decir el apellido". O sino decía “acá en la esquina, 531"... Y a la nena le preguntaban mucho. "¿Nena cómo te llamas?"."Alejandra ¿qué?" Y ella decía "Alejandra". A ella no le sacabas el apellido ni loca. Pero mi marido los quemaba siempre (sonríe).
Entonces, esas cosas. Uno fue aprendiendo todo eso y montones de cosas. Que sé yo, a mi me parecía que venía una piba y me decía “ay, ¿usted no me cuidará el nene? Porque mi vieja no me lo quiere cuidar y lo tengo que dejar”. Entonces lo llevaba a una plaza y lo cuidaba en una plaza. Después me avisaban que a la plaza no iba a venir la piba a buscarlo porque capaz que la seguían, que iba a venir no sé quién, con un tarrito de dulce de leche en la mano… Entonces, aprendí todo eso, ¿viste? Ese es el amor que tengo a eso, porque lo entendí desde ahí, desde ahí. Ponele había que llevarle de comer a un pibe que estaba guardado y te decían: bueno vos tenés que salir de acá, vos tenés que ir acá, tener que pasar por el teléfono que tienen en Vialidad Nacional y le hablas a la madre y les decís que están todos bien, que vos le llevas la comida, de ahí salí y mira para allá…. Una cosa de locos. Y eso a mi me parece que es la solidaridad pura.
Ojo, también me mande cagadas. Un día había una razzia en mi barrio y yo sabía que los chicos tenían una bolsa con documentos, porque ellos tenían una chica que les dibujaba los documentos y yo pensé que si entraban en la casa y encontraban los documentos… así que fui a la casa de mi hijos, saqué los documentos sin permiso de nadie, los metí en un chango, fui a la verdulería lo llené de verdura y anduve caminando por el barrio con todo el chango. Mi hijo me dijo: “mamá, ¿vos hiciste eso? Si te agarran en la calle con eso documentos nos mandas al muere. Vos no podés hacer eso, vos tenés que preguntar”. Y yo no sabía, yo creía que había hecho la máxima con eso, paseando con el carrito por la zona (se ríe).
-Hebe, venías diciendo hace rato que Cristina arrasaba y arrasó ¿qué es profundizar el proyecto nacional para ustedes?
Y bueno, falta, falta, falta. Esto que yo digo que quiero que los niños sean felices... el niño feliz es no sólo tener la netbook, no solo tener la mamá que cobre la Asignación por Hijo, que la mamá esté jubilada, que el padre tenga trabajo. Sino que también tengan vivienda, que también tengan juegos, que esa felicidad lo haga crecer con proyectos. Y creo que en esos temas falta mucho, hay mucha gente en la marginalidad. Mucha. Entonces, hay que terminar con esos basureros, hay que terminar con los pibes que recogen la basura, que todo el mundo los desprecia porque les tienen miedo y entonces me parece que eso es una cosa que también es una educación para nosotros.
Hay que educar también a la gente, porque si ese pibe recoge cartones y hace todo eso es porque no quiere robar. Y esa gente cree que ese pibe roba y es al revés hace todo ese esfuerzo, todo el sacrificio, todo ese dolor que es andar revolviendo la mierda nuestra para no robar. Entonces hay que educar también a la gente. No sólo con libritos, por televisión, como los cubanos ¿no? Si los matamos diciéndoles ochenta veces lo mismo, bueno, quizás así lo entiendan.
-Hacen la radio abierta para hablar con Néstor que ustedes dicen está en otro planeta ¿Cómo nació esa idea?
-Bueno, yo ya le había hecho una carta cuando él murió. También cuando cumplió años el 25 de febrero. La idea es que él está en otro planeta, que se mudó. Yo no creo en la muerte de los revolucionarios, no creo en la muerte de los hombres y mujeres que dieron su vida por el pueblo. Por eso las Madres no aceptamos cadáveres, ni reparación económica, ni homenajes póstumos, Yo no creo en la muerte, yo creo que ellos están todo el tiempo, que son los que nos sostienen. Cuando vos pensás en ellos los sentís de verdad. Yo lo digo todo el tiempo cuando estoy con Cristina. Y ella ya empezó a decir que Néstor está en todos lados.
El día ese que se abrió la ventana, yo dije, "listo". Yo lo sentí por ahí. Y ahora hice una carta donde hablo de que yo lo voy a ayudar a salir de los mausoleos y los monumentos, porque seguro que no te va a gustar estar ahí adentro, yo te voy a sacar por algún agujero. Hice una carta, para Página12, hice un escrito. Y para Tiempo, una carta a Néstor que se llama “La Cita”. Yo creo en eso, en que nos encontramos, en muchos lugares que son comunes. No es locura, es verdad. Tuvimos además esa comunicación de madre a hijo con él, lo mismo que con Cristina.
Siempre me acuerdo que en Santiago del Estero fuimos a entregar viviendas con él y era la primera vez que en ese lugar había casas para discapacitados y él no sabía y cuando vio las viviendas, dice “¿y esto?”, con los baños, las manijas, las puertas grandes, con las rampas en cada lugar. Entonces él me dijo: "bueno ahora tenés que hablar, hablamos los dos". Yo no quería hablar, entonces hablé con la gente, pero en vez de hacer un discurso, les dije "compañeros les pido perdón por haber tardado tanto, porque uno a veces no se da cuanta cuento sufre el otro y llegamos tarde, pero bueno, llegamos". Bueno, hice un discurso así. Entonces cuando terminé de hablar, él me dice: “¿Y ahora qué hago yo con mi discurso? Yo me traje un discurso de barricada y vos me traes un discurso light? ¿Cómo combino esto ahora?”, muerto de risa.
Era un genio de tipo. Siempre tenía un chiste, era inquieto, vos no podías tener charlas largas con él sentado. No. Él se paraba, se sentaba, iba y venía. Creo que tal vez no nos dimos cuenta todo lo que nos dijo, en cada discurso, todo lo que nos dijo cada vez que habló. El lunes le hicieron un reportaje a Adriana Puiggrós y ella decía que escuchó el primer discurso de Néstor y es todo lo que hizo después. Es increíble ese primer discurso. Yo no me acordaba y lo leí todo de vuelta, lo estoy leyendo a cada rato y es todo lo que hicieron después, y más profundo. Seguir profundizando ¿no?, como dice Cristina. Y entonces es bárbaro.
-El decía que era un hijo de ustedes, como tus hijos ¿no?
Vos sabés que tuve como una premonición. En el 80, yo escribí una carta y dije que yo estaba segura que algún día un hijo nuestro iba a pisar la Plaza de Mayo e iba a ocupar el sillón de Rivadavia. Y cuando Néstor asumió al poco tiempo, yo se la regalé. Estaba puesta en un cuadrito de madera que me había hecho un chico. Y yo dije ése es el hijo que tuvimos, que llego ahí. Y cuando Sandra Russo escribió el libro sobre Cristina me di cuenta que muchísima de la gente de La Plata eran amigos de mis hijos y eran parientes míos. Porque Pierini era pariente mío, porque hay diputados que están casados con parientas mías, este… el negro venia todos los días a mi casa. Entonces me sentí todavía más cerca ¿no? Seguro nos cruzamos algunas veces y nos volvimos a encontrar.
-Hebe, el 30 de abril cumplieron 34 años ¿pensás que estamos mejor como sociedad?
Si claro, por lejos, estamos muchísimo mejor. Estamos preparando los 35 años ahora. Viene una caravana que se llama la Caravana de Italia, de italianos que están estudiando español para venir, todo el año y que vienen en avión, un montón y estamos preparando un montón de actividades para los 35 años. La verdad que estamos muchísimo mejor, más tranquilos, más relajados, cada vez más seguros de que la lucha siempre vale y que la sangre nunca es inútil. Los pueblos nunca se derraman la sangre inútilmente. Siempre, siempre sirve.
-Gracias Hebe.
Foto: India Rodríguez-
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